Monseñor Azuaje: «Nuestras familias están amenazadas por su desnutrición cultural y alimentaria»

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El Arzobispo de Maracaibo, monseñor José Luis Azuaje, durante la homilía de la bajada de la Virgen de Chiquinquirá, dijo que las familias están «amenazadas por los condicionamientos económicos», lo cual indica que la sociedad se debe reorganizar para salir de ello.

«Todos sabemos que hoy nuestras familias están amenazadas por los condicionamientos económicos, las cargas negativas que invaden sus psiques, el estrés ante los esfuerzos de sobrevivencia, su desnutrición cultural y alimentaria, el tiempo cronológico perdido en las actividades que rayan en la injusticia y muchos otros aspectos. Esto nos indica que debemos reorganizar la sociedad en función del bienestar de nuestra familia y no de instancias ideológicas», manifestó.

Señaló que el pueblo no debe caer en más de lo mismo, ni mantener estructuras o tradiciones caducas, pues es necesario usar los ojos para ver las oportunidades. Pero enfatizó que «esas oportunidades nunca deben ser intereses individuales, sino desde lo comunitario, porque son los «valores que no perecen, aunque pueden estar o ser opacados».

«Nos mantienen pasivos, sin pensamientos creativos, sumergidos en una inopia que aunque nos haga sufrir lo mantenemos con un narcisismo que tal que muchas veces nos complace. El sálvese como pueda o la falta de visión global asfixian propuestas y toman de decisiones», afirmó.

El ser humano necesita rescatar los valores

En su intervención el también presidente de la Conferencia Episcopal también destacó que el ser humano tiene que poner en acción el verbo honrar, tal como se mencionó en la lectura que se hizo en la profesión de La Chinita.

Sobre este valor explicó que tiene significado comunitario, de reconocimiento de la dignidad humana de la otra persona que es distinta y piensa diversamente, pero por ello «no es un adversario y mucho menos un enemigo, sino lo que me hace activar la consciencia del valor del otro ser humano y del servicio que debo prestar a esta persona, la familia y la sociedad», reflexionó el Arzobispo.

Recordó que el ser humano es admirado por Dios, por eso lo creó a su imagen y semejanza. Además, contempla de tal forma que ha dado su creación (el mundo) para que la administremos.