Con 12 votos a favor, 5 en contra y una ausencia se aprobó la convocatoria del Órgano de Consulta del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) hecha por la Asamblea Nacional de Venezuela.
La convocatoria a consulta fue aprobada por las delegaciones de Venezuela, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y República Dominicana.
Por otra parte, Trinidad, Uruguay, Costa Rica, Panamá y Perú decidieron abstenerse, mientras que Bahamas se ausentó.
Además, los países miembro rechazaron enmienda propuesta por Costa Rica que buscaba eliminar la opción militar.
La Consulta es una «oportunidad para restaurar la democracia»
Para el embajador de Estados Unidos ante la OEA, Carlos Trujillo, la consulta es «una oportunidad histórica para trabajar con los aliados de la región para insistir en la restauración pacífica de la democracia en Venezuela».
Trujillo declaró que las acciones del gobierno de Nicolás Maduro han «perturbado la estabilidad de la región», afirmando que sus políticas han destruido la democracia venezolana y han sumido al país en un caos donde los venezolanos no cuentan con alimentos y medicinas.
El embajador aseguró que se abrieron puertas al diálogo y otras medidas al gobierno de Maduro para lograr un cambio en la situación que vive el país y «a cambio, no obtuvimos nada», denunció.
Para México invocar el tratado «es un retroceso»
Por el contrario, la delegación mexicana rechazó «categóricamente» la invocación del tratado, considerando que es el TIAR es contrario a la OEA, que fue creada para promover la paz, la seguridad y el desarrollo de los pueblos.
«Invocar un tratado identificado por el uso de la fuerza, del que únicamente forma parte un número limitado de la membresía para discutir asuntos trascendentales como este, que conciernen a todos, es un retroceso y una contradicción que profundiza la división y promueve el enfrentamiento entre nuestros países», dijo la representante de México, Luz Elena Baños Rivas.
La delegada aclaró que, aunque su país no es parte del TIAR, se ve obligado a pronunciarse en contra «del uso político que se pretende dar a este delicado y controversial instrumento», insistiendo en que la Organización de Estados Americanos tiene otros recursos para la búsqueda de soluciones pacíficas.