El Principio de Responsabilidad de Proteger (R2P, por sus siglas en inglés), citado para el caso de Venezuela, expresa la responsabilidad que tienen los Estados y la comunidad internacional de proteger a las personas frente a cuatro tipos de crímenes: genocidio, crimen de guerra, limpieza étnica y crimen de lesa humanidad.
Esta resolución fue la que invocó el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela Juan Guaidó este miércoles en su intervención especial en la sesión de la Organización de Naciones Unidas.
En el caso particular de Venezuela, el parlamentario argumentaba en su exposición que el presidente de la república Nicolás Maduro ha sido considerado por sendos informes de Naciones Unidas y diferentes ong de derechos humanos ser responsable de cometer delitos contra la humanidad.
Pero no basta su invocación ante la comunidad internacional. Algunos analistas del tablero diplomático señalan que la realidad venezolana es sumamente compleja tanto en el plano político como en el plano internacional.
Por otro lado, vale recordar que en el año 2009 el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, presentó el informe titulado «Implementar la responsabilidad de proteger», que desarrolla sus pilares y plantea algunos retos para la aplicación de la Resolución.
El Estatuto de Roma (Corte Penal Internacional) es de referencia obligada, pues define el genocidio y los crímenes de lesa humanidad y de guerra (artículos 6 al 8).
Pero este es un principio de reciente formulación, aún en construcción y, por lo tanto, perfectible y en este caso no es tan fácil aplicarlo a la situación venezolana si no se consideran otras variables tanto internas del país como externas.
Guaidó demandaba más acciones concretas y oportunas toda vez, según su consideración, la activación de la vía diplomática en Venezuela ya se había agotado «y por tanto la realidad imperante en nuestro país demanda acciones más contundentes».
La intervención de los llamados cascos azules de la ONU es una de las figuras que ya ronda en la cabeza de algunos líderes políticos de la región. Pero ésta es una decisión nada fácil de tomar en el seno de Naciones Unidas.
Uno de los grandes obstáculos que esta decisión tendría que superar es la posibilidad de veto que tienen China y Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Es decir, una ruta seriamente complicada para recorrer.
Con información de EvTV
