Las tensiones entre Rusia y Estados Unidos continuaron este viernes cuando el canciller ruso Serguéi Lavrov dijo que no están dispuestos a esperar una «respuesta hasta siempre» por parte de EEUU en torno a sus peticiones de evitar un mayor despliegue de tropas armadas de la OTAN en las fronteras rusas.
Lavrov enfatizó que de parte del gobierno Joe Biden tienen la expectativa de que ofrezca una «respuesta madura» y por escrito. «Creemos que ellos entienden la necesidad de hacerlo inmediatamente, y de hacerlo por escrito».
El emplazamiento del diplomático obedece a la exigencia de Rusia desde el año pasado sobre el retiro de la Alianza del Atlántico Norte y de Estados Unidos de la frontera con Ucrania, país que actualmente mantiene una situación con el gobierno de Vladimir Putin.
En la rueda de prensa de este viernes Lavrov no quiso ahondar en la advertencia que su subalterno Serguéi Riabkov asomara este jueves en torno a que si Estados Unidos no atiende sus demandas, Rusia pudiera desplegar fuerzas militares en Venezuela y Cuba.
Solo apuntó que Rusia «tiene «amplios vínculos militares con nuestros socios y aliados y tenemos presencia en diversas regiones del mundo».
«Si nuestras propuestas son rechazadas, si eso ocurre, evaluaremos la situación, informaremos al presidente. Durante su rueda de prensa anual (en diciembre) él dijo que en tal caso se tomarían en cuenta todos los factores, incluidos nuestros intereses de seguridad. No hay manera de predecir el futuro, algo que nuestros colegas occidentales intentan hacer. Creo que es contraproducente», dijo Lavrov sobre este tema.
A raíz de esta postura rusa este mismo jueves Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que su país respondería de forma «decisiva» si Rusia despliega misiles o infraestructura militar en países de la Región.
Mientras, el presidente venezolanos Nicolás Maduro no se ha pronunciado al respecto. Por el contrario, el líder opositor Juan Guaidó rechazó estas supuestas pretensiones y denunció que el gobernante «entregó la soberanía nacional» al gobierno de Vladimir Putin.