Para el resto del país puede ser difícil comprender la realidad zuliana. En cada apagón hay una historia: una mujer a punto de parir en el hospital que no tiene planta eléctrica; un paciente renal a punto de recibir su diálisis y la máquina se paraliza; un niño sudando en clases por falta de aire acondicionado.
Cuando se registra un bajón eléctrico, un artefacto se daña. Puede ser un televisor menos en casa y repararlo cuesta un ojo de la cara. Así se vive, o mejor dicho, se sobrevive.
Este miércoles 22 de enero un apagón se registró cerca de las 8:20 de la noche dejando sin servicio eléctrico a los municipios en la Costa Occidental del Lago: Maracaibo, San Francisco, Jesús Enrique Lossada, Machiques y Rosario de Perijá.
No fue hasta una hora después, a las 9:40 de la noche, cuando la Corporación Eléctrica Nacional publicó que “personal operativo realiza maniobras a fin de restablecer de manera progresiva el servicio”. Posteriormente, a las 11:06 de la noche, el gobernador del Zulia, Omar Prieto, informó vía Twitter que “los circuitos caídos fueron provocados por la fuerte lluvia registrada en gran parte de Maracaibo”.
Efectivamente, el servicio se fue restableciendo progresivamente en algunos sectores de Maracaibo antes de las 12:00 de la madrugada, aunque de igual manera manteniéndose intermitente.
En cada apagón no hay información oportuna, rápida y precisa sobre la razón de las fallas eléctricas. Los detalles suelen ser mínimos que generan altos niveles de incertidumbre por la experiencia de los apagones que duraron hasta una semana en marzo del 2019.
Este martes 21 de enero, el alcalde de Maracaibo Willy Casanova informó que para febrero se lograría la estabilidad eléctrica para eliminar posiblemente los racionamientos. Esto debido a la puesta en funcionamiento de una turbina en el Complejo Termoeléctrico Rafael Urdaneta.