Este jueves 4 de noviembre se cumplió un año de la guerra entre el Ejército y los rebeldes del Frente Popular de Liberación Tigray (FPLT), con miles de muertos y masivas violaciones de derechos humanos.
El alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, pidió este jueves un «alto al fuego con efecto inmediato» en Etiopía.
«La UE reitera que no existe una solución militar y hace un llamamiento a todas las partes en el conflicto a implementar un alto el fuego significativo con efecto inmediato y a entablar negociaciones políticas sin condiciones previas», dijo Borrell en un comunicado.
El alto representante señaló tras un año de guerra «el conflicto en el norte de Etiopía ha empeorado y expandido, creando una devastadora crisis humanitaria y socavando la integridad territorial».
Borrell, aseguró que la UE está «particularmente preocupada» por la reciente escalada en la región de Amhara y el avance militar del FPLT.
Sanciones no concretadas
Los rebeldes de Tigray anunciaron a principios de esta semana que se hicieron con el control de las ciudades de Dessie y Kombolcha, en la región de Amhara, a tan solo 400 kilómetros de la capital del país, Adís Abeba.
En este sentido, el Gobierno etíope respondió con la declaración del estado de emergencia en todo el país, con una duración inicial de seis meses.
Este último avance del FPLT le situaría en el mismo territorio donde operan los insurgentes del Ejército de Liberación Oromo (ELO), con quienes anunciaron una alianza a finales del pasado mes de agosto.
Borrell mostró también la preocupación de la UE por los últimos ataques del Ejército etíope en la región de Mekelle, la capital de Tigray, en el norte del país.
La posibilidad de que la UE imponga sanciones a Etiopía ante la escalada de la guerra lleva meses sobre la mesa, sin que de momento haya habido un acuerdo entre los Veintisiete.
El alto representante exigió también que se garantice el acceso de la ayuda humanitaria a «todos los territorios que necesitan ayuda para evitar una hambruna a gran escala y aliviar el sufrimiento de la población local y los desplazados internos».
Tras un año de conflicto, miles de personas han muerto, unos dos millones se han visto desplazadas internamente en Tigray y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales.
Además, casi siete millones de personas afrontan una «crisis de hambre» en el norte de Etiopía por la guerra, según Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Fuente: EFE