Un espacio para caminar con Jesús
Tips para discernir la realidad
Lunes 30 de septiembre de 2024
Por: Antonio Pérez Esclarín
Somos amados por un Dios maternal
La vida es un don que se nos ha regalado por puro amor, pero es también una tarea y deberíamos hacer de ella una aventura apasionante. Nadie de nosotros pudimos elegir nacer o no nacer, ni tuvimos la posibilidad de escoger nuestra forma física, nuestro tamaño, el color de nuestros ojos o cabello, la textura de nuestra piel, el nivel de nuestra inteligencia. Tampoco pudimos seleccionar a nuestros padres, ni el país donde nacer, ni el tiempo o contexto histórico.
Nacimos en una determinada matriz cultural que marca lo que somos y hacemos, lo que pensamos y creemos. Somos hijos de una familia concreta y de un país que debemos conocer, proteger, amar y servir. Somos únicos e irrepetibles, un imposible milagro entre milagros y sobre todo somos amados infinitamente por un Dios maternal, que nos creó por amor, quiere nuestra felicidad y nos acompaña en nuestros problemas, debilidades y sufrimientos.
Por ello, debemos asumir la vida en una actitud de asombro, agradecimiento y de humildad. Nos dieron la vida pero no nos las dieron hecha, nos toca a nosotros vivir nuestras vidas de un modo responsable, consciente y solidario para desarrollar todos nuestros talentos y contribuir a que el país y el mundo sean cada vez mejores. En definitiva, nos dieron la vida para darla, para defenderla, para gastarla en el servicio a los demás, único modo de alcanzar nuestra plenitud humana.
Con Tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.