Una Palabra Oportuna No. 1763

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palabra

Oración de la mañana. Sábado 07 de mayo de 2022.

Por Herlinda Gamboa. Narra Julitze Mayurel.

Cafecito de la esperanza en Tiempo de Pascua

Señor Jesús, amanecer de presencia resucitada, tu pregunta directa, provocadora, lanzada de corazón a corazón, exige una respuesta de fe desde la verdad de mi vida. Reconozco que me falta mucho para un auténtico seguimiento, soy honesto cuando afirmo que mi intención es seguirte con sincero corazón. Siento tu pregunta hoy sobre mí: ¿También tú te quieres marchar? Hoy me sale del corazón la misma respuesta de Pedro: ¿Adónde voy a ir sin Ti? Tengo ya muchos años viviendo contigo, juntos en un mismo camino. Yo sí te he defraudado, no he respondido a lo que, desde siempre, has esperado de mí.

Tú siempre has sido fiel conmigo, nunca me has dejado, ni te has cansado. Por eso creo que soy sincero cuando te digo: que me siento perdido si Tú desapareces de mi vida, es como si me faltara el aire, el pan, el agua; como si mis pies no encontraran firmeza en el suelo. Creo que hay un modo de decirte que sí: es el no poder ya decirte que no. “¿También ustedes quieren marcharse?” Reconocemos que, a veces, queremos hacerlo. Esta pregunta no se dirige sólo a los que entonces te escuchaban, nos alcanza a los creyentes y los hombres de todas las épocas. Hoy muchos se escandalizan ante las contradicciones de la fe cristiana.

Tu enseñanza parece “dura”, demasiado difícil de acoger y practicar. Entonces hay quien te rechaza y abandona; otros pretenden adaptar tu palabra según su conveniencia. Tu inquietante provocación resuena en el corazón y espera de cada uno una respuesta personal. Seguirte llena el corazón de alegría y da sentido pleno a la existencia, también dificultades y renuncias, con mucha frecuencia hay que ir contra corriente.

Gracias porque tu palabra ha revuelto algo profundo de mi vida, me ha cuestionado, inquietado, me ha hecho pensar. Y he llegado a la conclusión: Sin Ti yo no puedo vivir. Eres lo mejor de mí mismo. Haz conmigo lo que quieras, pero no te separes nunca de mí. María que encarnó la Palabra y la entrego al mundo, nos enseña a guardarla en el corazón.

Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.