Oración de la mañana. Domingo 10 de enero de 2020.
Por Mireya Escalante.
Sentirnos hijos. Marcos 1,7-11
Hoy la palabra, de manera muy sucinta, nos relata un punto de inflexión en la vida de Jesús. Ya hecho hombre, busca cumplir la voluntad de Dios y se encuentra con Juan y se hace bautizar. En ese momento comprende que es el Hijo de Dios.
Ya sabemos el resto, ahí empieza su misión, la de hacernos ver a Dios como un padre misericordioso, que nos hermana. Eso no fue aceptado por los grandes de su época y tenían que juzgarlo como un falso profeta, es decir condenarlo a muerte o cambiar radicalmente, prefirieron lo primero.
Pero al vencer la muerte, Jesús nos marcó el camino, por ello es el momento de pedirle al Espíritu que nos abra la mente, para entender desde lo profundo de nuestro ser, lo que ya sabemos: que somos hijas, o hijos, queridos, consentidos de Dios.
No basta el saberlo con la cabeza, tenemos que sentir ser Hijos de un Dios Padre amoroso, que nos protege, nos consuela, para que ese sentimiento sea transformador, impulsor a una vida diferente. Nos hace comprender cuál es nuestra misión, que es única para cada uno y marcada desde nuestro propio bautismo.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.