UVL: Bajan tratos crueles en el Sebin, pero se mantienen en la DGCIM

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La Organización No Gubernamental Una Ventana a la Libertad señaló que los tratos crueles e inhumanos persisten en los calabozos de la Dgcim, pero han disminuido en los del Sebin.

Así lo concluyó la institución en su informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en los Centros de Reclusión de ambos cuerpos de inteligencia militar del Estado.

El informe cita a abogados, familiares y privados de libertad de los distintos centros. Bajo resguardo de su identidad, los declarantes aseguran que los tratos crueles e inhumanos cesaron desde el año 2018.

Así lo corroboró a la institución el abogado Gonzalo Himiob, director del Foro Penal, quien señaló que los cambios empezaron tras la llegada a la dirección del cuerpo del General Christopher Figuera y se mantuvieron tras su salida.

«Todas las fuentes consultadas para este reporte coincidieron en señalar que el Sebin Helicoide dejó de ser un centro de torturas y que sus funcionarios han abandonado esas prácticas», lo mismo refiere el documento sobre la sede del cuerpo policial en Plaza Venezuela.

Sin embargo, los consultados informaron a Una Ventana a la Libertad que dichos tratos se mantienen en las instalaciones de la Dirección General de Contrainteligencia Militar.

Según la investigación llevada a cabo por la organización, este cuerpo policial continúa con las prácticas de tortura y tratos crueles, cuyas denuncian se intensificaron tras la muerte del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo en julio de 2019.

«El caso Acosta es el resultado de lo que podría calificarse como un patrón de conducta de los funcionarios encargados de las investigaciones penales en este despacho militar», dice el informe.

Además, el trabajo investigativo concluyó que dichos tratos aumentaron en números «en la medida en que se incrementaba la sucesión de expedientes sobre presuntas conspiraciones contra el gobierno de Nicolás Maduro».

Entre los maltratos cuentan:

  • Interrogatorios con golpes en los costados, en la espalda o la cabeza mientras la víctima está desnuda y esposada por la espalda, sentada o colgada.
  • Inyección de psicotrópicos para propiciar una confesión.
  • Descargas eléctricas en genitales y pecho.
  • Sofocamiento con bolsas o paños de tela húmedos.
  • Arrastrar a las mujeres haladas por el cabello hasta que éste se desprende.

En muchas ocasiones, estos métodos de tortura se ejecutaban en series, algo que los propios funcionarios denominarían El Circuito.

En todos estos casos, cuando la población reclusa reacciona a los maltratos de los funcionarios, son castigados por medio del aislamiento, amenazas a sus familiares, entre otros.

Por otro lado, los actos crueles no ocurren siempre en las sedes, sino en denominadas «casas seguras» alejadas de las instalaciones oficiales.

La mayoría de las fuentes señalan un inmueble ubicado en el sector La Mariposa, en Caracas, conocida como Sorocaima.

Otras carencias

Además de las torturas y tratos crueles, quienes permanecen privados de libertad en los calabozos de ambos cuerpos policiales denuncian hacinamiento, falta de servicios básicos y atención médica.

«Persisten los problemas para el acceso a agua potable en ambas instituciones. Una situación que afecta tanto a los detenidos como al personal. Esto se traduce en el deterioro de las condiciones de salubridad en las celdas», dice el informe.

De hecho, el texto señala que algunos privados de libertad tienen la posibilidad de pagar para que proveedores privados les lleven agua potable.

Mientras tanto, en la sede de la Dgcim en Boleíta Norte, los detenidos se asean utilizando el agua del lavamanos, pues no tienen acceso a duchas.

Con respecto al hacinamiento, el informe apunta que mientras en el Sebin ha disminuido, en la Dgcim ha crecido el número, a pesar de las expansiones que han hecho a sus sedes.

En Boleita Norte, según información recavada, permanecerían recluidas entre 100 y 110 personas en edificaciones que tienen capacidad para 52, lo que representa un hacinamiento «como mínimo de 80%».

En contraste, el número de detenidos en el Sebin de El Helicoide bajó a menos de la mitad, de los 340 a los 137.

«Los agentes de la Dgcim continúan manejándose como si fuesen parte de un supra poder, capaces de inducir las decisiones de jueces y fiscales, tanto civiles como militares. Sus acciones no se enmarcan dentro de las limitaciones impuestas por las leyes procesales ni de policía de investigación», denuncia el informe en una de sus conclusiones.