Es sábado 10 de marzo de 2019. Hemos pasado desde el jueves 7 sin luz en tooooda Venezuela. Si, en toda, prácticamente. Que en horas son 72 ¿Sabes lo que es pasar 72 horas sin luz? No, no sabes, pero yo si, y lo pudiera soportar mejor si no hubiera tanto calor aquí en San Fernando, la capital de Apure.
La falla se debe a algo que pasó en el Guri, estado Bolívar, de donde al parecer dependemos todos los estados de Venezuela, pero las malas lenguas dicen que todo fue premeditado por el Gobierno para ocasionar levantamientos que a su vez sean reprimidos por una justificación, es decir, más presos y más enfrentamientos ocasionados por el pueblo o lo que es lo mismo, la oposición, sin ninguna culpa por parte del gobierno.
Como si no fuese suficiente la cantidad de tiempo sin luz eléctrica, se acumulan los problemas ocasionados por falta de electricidad como la falta de gas en algunos sectores y la falta de agua (donde henos aquí, somos afectados) así como las bombas de gasolina sin funcionar, ocasionando que los carros se queden parados, quedándose sin medios de transporte, así como el no funcionamiento de los puntos de venta, lo que quiere decir que, a menos de poseer efectivo, no es posible comprar comida, a menos que por un golpe de suerte haya establecimientos con planta o con punto inalámbrico (que los hay, pero las colas son interminables).
Así que, los que no tienen comida acumulada en sus casas, ni tampoco efectivo, ni dinero, en el peor de los casos, en estas circunstancias se la ven peores que negras.
Gracias a Dios había agua
Gracias a Dios hemos tenido suerte. En cuanto al agua afortunadamente hay pozos o manantiales de donde hemos podido llenar. Hoy nos tocó salir con botellones para poder llenarlos. Papá pudo llenar uno en la casa de una vecina, mamá pudo llenar otros 2 en la planta de Hidrollanos que queda cerca de la avenida Caracas, gracias a la cola de una vecina. Mamá decía que el agua era potable, que tenía un buen chorro y que había mucha cola pero que corría rapidísimo.
Yo pude llenar al lado de la sede de la orquesta regional, donde soy música, en la que sí que había maceta e’ cola; creo que fui la que más se tardó y no era para menos. No había ni una sola mujer y estaba rodeada de salvajes hombres que se querían colear, pero no me dejé. Aún así tuve que esperar aunque salía un buen chorro.
Papá y Jorge con dos botellones pudieron llenar detrás de la orquesta cambiando agua por una pelota de softbol que papá les prometió a unos chamos que parecían no estar afectados por el apagón. No estuve ahí pero me imagino que ese fue el precio por permitirlos usar “su” agua que al final no es de ellos porque es agua de la calle, pero anyway, esa es la ley de los pobres.
Jorge y papá terminaron antes que yo y se fueron a la casa cargando los botellones, luego llegó mi madre, yo llené el botellón y me fui cargándolo hasta cruzar la calle porque venía mi padre, quien fue a entregar la susodicha pelota y yo le llevé otro rato hasta la casa de otra vecina que nos permitió llenar también otro botellón que papá traía. Papá regresó y alzó el botellón que yo cargaba y mamá cargaba otro hasta que un vecino en una Grand Vitara nos ofreció llevarnos hasta la casa y fue como “thank You God”.
Con los 2 botellones logramos llenar el pipote y así fue nuestra odisea con el agua. No fuimos los únicos en esta proeza, cabe destacar.
Menos mal que tenemos cocina mitad eléctrica mitad de gas porque la primera noche que se fue la luz, la urgencia era conseguir fósforos que papá le pidió prestado al señor Juan, quien es el que hace guardias en las noches en la radio.
El tema fue conseguir una caja de fósforos porque cabe destacar que papá le pidió los fósforos y no la caja, jajaja. Entonces, papá salió a pedirle una caja al vecino, que no tenía sino una pistola eléctrica para prender la cocina.
Aunque funcionó para aprender la cocina, aún necesitábamos la caja, así que entonces yo salí donde la señora Mery para pedirle la caja pero estaba todo cerrado, así que supuse que ya estaría dormida. Lo bueno fue que mientras tocaba la puerta, divisé la figura de Alejandro que estaba fuera de su casa, así que descarté a las señora Mery y me acerqué a él y le pedí con toda educación y amabilidad una cajita de fósforos que también, con toda educación y amabilidad, me regaló.

Llegó la luz y se volvió a ir
Hoy llegó la luz (2 de Abril de 2019). Se volvió a ir y ahorita acaba de llegar otra vez. Este problema es grave sinceramente; acabamos de pasar nuevamente 72 horas sin luz, ya ni recuerdo cuándo se fue, creo que el 31 de Marzo.
Apure tiene luz pero quién sabe si ya se restableció la electricidad en el resto de los 17 estados, porque sí, casi todos los estados de Venezuela nos quedamos sin luz, todos. No me quiero imaginar a los maracuchos.
Cabe destacar que tampoco tenemos agua, así que papá se fue hoy con un vecino a Hidrollanos con una pimpina de agua que parecía un tanque. Se lo llevaron en la parte trasera de la camioneta y trajeron agua para llenar los botellones de cualquiera que se apuntara en la cola, con obvia predilección a nuestra casa y a la casa del vecino.
Así que el retrato de hoy fue el de una pimpina gigantesca de agua en la parte trasera descapotable de la camioneta que papá maneja, con el vecino sacando agua, agarrado con un mecate que alguien halaba del piso de arriba; papá ayudando a sacar agua con otro balde, y cualquier cantidad de vecinos con botellones en la tolva esperando su turno para llenar, así como en la calle los niños y los chamos más grandes jugaban beisbol a la caimanera y gozaban una bola.
Jorge y yo sacamos la banqueta y nos pusimos a ver el juego mientras papá iba por la segunda ronda de llenado de la pimpina. Un cuadro digno de solidaridad comunal ¡Qué éxito! No lo hubiésemos logrado sin nuestros dirigentes políticos, muchas gracias!.
Por Doriana Valentina Medina García
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