Algunos residentes aseguraron que la crisis en Venezuela tiene un lado paradójico porque con la migración, llegó cierta calma y reducción de ataques delictivos.
Si bien no todos los deltanos que migraron a Trinidad y Tobago forman parte de grupos de civiles armados, los vecinos que quedaron aseguran que la inseguridad disminuyó cuando algunos migraron a la vecina isla.
«Te cuento, en Rómulo Gallegos y Pinto Salinas ya no se podía caminar después de las 9:00 de la noche, era muy inseguro. Ahorita se ve solitaria pero no he escuchado de robos por ahí», aseguró Maritza Valenzuela.
En comparación con años anteriores, se muestra más apacible desde el punto de vista de homicidios, tal como lo afirma Douglas Rico, comisario general del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, aunque los asaltos persisten, además de los ataques a los comercios.
No obstante, los deltanos consultados en las comunidades dijeron temer por el retorno de integrantes de grupos de civiles armados, quienes retomarían el poder de las barriadas por medio de amenazas de muerte.
Varios vecinos reportaron incidencias delictivas durante diciembre del año 2019 cuando, según los afectados, los integrantes de bandas ilegales que terminaron huyendo a Trinidad y Tobago, habían regresado al Delta por las fiestas decembrinas.
El temor sigue latente, tomando en cuenta que las autoridades trinitarias han recrudecido las redadas en las diferentes localidades ante el masivo arribo ilegal de venezolanos a la isla. Esto desató una saturación de migrantes.
Este fenómeno ha causado que parte de los integrantes de organizaciones delictivas decidan resguardarse nuevamente en Delta Amacuro.