¿Dios se hace presente en Cumanacoa?

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Cumanacoa
Calles de Cumanacoa un día después de las inundaciones

La tragedia en Cumanacoa, estado Sucre, al oriente de Venezuela, no tiene parangón. Es un drama en todos los niveles y ámbitos. La muerte, hay que decirlo así, recorre las calles del pueblo buscando a quien pescar para llevárselo a su lecho. El dolor y el llanto se confunde en un solo gemido de desesperación de quienes lo perdieron todo.

El río Manzanares arrasó con lo que se encontró a su paso. Mientras siga lloviendo el temor no cesa en la gente. La atención gubernamental quiere disfrazarse de campaña electoral. Pero entorpece hasta las acciones más nobles de instituciones, organizaciones no gubernamentales, grupos cristianos, comerciantes y hasta la de una humilde señora que, como la del Evangelio, ofreció la única gallina que tenía en su patio para que le dieran de comer a los desvalidos.

Cientos de personas recorren como alma que deambula en pena buscando a sus desaparecidos. Para ellas la incertidumbre se hace presente, siempre, en estas horas aciagas. No saben si los encontrarán y si es así también desconocen si los hallarán con vida o no.

Ante este desolador panorama, la pregunta es pertinente, hasta para el cristiano más comprometido. ¿Dios se hace presente en Cumanacoa?

El sacerdote Gerónimo Sifontes, director de Cáritas Maturín, de Monagas, nos acaba de compartir un informe aterrador. Junto con un equipo visitaron la zona desvastada. Es para sentarse entre los escombros y seguir llorando.

Cuenta que, al regresar de Cumanacoa, “el impacto psicológico de la gente es muy fuerte, tanto por el nivel de devastación que nunca habían vivido como por las pérdidas humanas. El haberse quedado si techo, sin ropa y sin sus medicinas es un gran dolor pero es mucho más el desespero de querer encontrar a sus familiares desaparecidos, que no se sabe si están vivos o muertos, si ya desembocaron en el mar o están tapizados por el nivel del lodo”.

Y prosigue el relato del P. Sifontes e indica que a las afueras del pueblo instalaron 3 refugios para alojar a los damnificados pero “al percibir un poco de lluvia entran en pánico y huyen a la calle a buscar otro lugar «seguro»”.

Acciones mal coordinadas

El director de Cáritas de la Diócesis de Maturín también es un profeta que denuncia. “El gobierno ha politizado todo esto, de todo quiere hacer un show y un espectáculo, no dejan entrar la comida y espera que la gente caiga en desesperación para salir como los salvadores. La gente está desesperada y los enfrenta, hay sectores muy lejanos donde no ha habido acceso porque aún las calles están llenas de escombros que dejó el río: muebles, camas, neveras, animales en descomposición, colchones, camas y el lodo de casi 50 centímetros. La intervención gubernamental es entorpecedora, mal coordinada, tanto que hoy tuvieron que instalar el estado mayor de gestión de desastres aquí al frente de la iglesia de Cumanacoa para poder reparar lo que están haciendo mal y agilizar el proceso de soluciones reales”.

Y si, Dios se hace presente en medio de esta tragedia y de estas adversidades. “Trajimos nuestros médicos y ni a los médicos nuestros ni los de Cáritas Cumaná nos permitieron ofrecer el servicio porque ellos lo tienen todo cubierto y además que si pasa un brote epidémico aquí. La gente tiene rabia, dolor, impotencia, desespero. Lo que nosotros hemos hecho es sumarnos a descargar las ayudas que están llegando de las otras diócesis del país, nos dedicamos a llevar ayuda a los refugios, los médicos se desplegaron clandestinamente a curar las heridas de la gente. Nos acercamos a conversar con las víctimas para escucharlos y consolarlos dándoles una Palabra de Esperanza Cristiana”.

También, la Cruz Roja Venezolana hizo un censo y evaluó el terreno de las personas que resultaron con afectaciones en el sector Cumanacoa, en el estado Sucre, tras el paso del huracán Beryl que dejó pérdidas humanas y materiales.

De acuerdo a una nota de prensa de la institución, unas 400 familias recibieron apoyo por parte de la Cruz Roja Venezolana, además atendieron a unas 300 personas a través de la atención médica primaria y donaron varios insumos médicos descartables al hospital Luis Daniel Beauperthuy , entre esos, batas quirúrgicas, guantes, botas, gorros quirúrgicos y productos para desinfectar.

El religioso también describe que “aquí hace falta mucha agua, unos implementos para remover el espeso charco, ( palas, Aragan, escobas) y medicinas, artículos de aseo personal. Y por supuesto comida. La furia y el caudal de agua con lo que esté río inundó todas las calles hasta subir a un nivel de 1,50 mtrs de altura fue descomunal, increíble. Destruyó la economía, los colegios, la vialidad, En nombre de nuestra Diócesis y de todos los que colaboran con la recuperación material y la oración oportuna. ¡Gracias por Ayudarnos a Ayudar!”.

Los periodistas, los comunicadores populares también son multiplicadores de la Palabra Oportuna de Dios entre tanta desolación y tristeza. Cuentan, describen, informan, escuchan, vuelven a contar y también abrazan, consuelan y hasta lloran con los afectados.

El informe del gobierno

Por su parte, el Mayor Genera lNayade Lockiby Belmonte, , autoridad única designada para Cumanacoa, informó que según un balance preliminar existen 7.970 viviendas afectadas por las inundaciones causadas por el huracán Beryl y que hasta la noche del viernes 5 de julio verificaron que 4 mil están seriamente dañadas.

También confirmó que la cifra de personas afectadas es de 9.000 y que a la noche del jueves 4 de julio habían entregado 2.000 colchones. Además, continuaban los trabajos de limpieza y atención de los afectados.

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