De acuerdo con Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos, el venezolano no siente apatía hacia la política, sino que está saturado por la montaña rusa de expectativas y decepciones.
Durante el 6to encuentro virtual denominado «El venezolano, ese superviviente: ¿Qué quiere? ¿Qué piensa?», organizado este miércoles 28 de septiembre por la organización Dale Letra, Seijas dijo que esa montaña rusa le lleva a pensar al venezolano que este año «las batallas se perdieron, y no hay ninguna batalla en este momento en el terreno».
«Al no haber una batalla en el terreno se siente una extraña calma y tienes problemas propios que debes de solventar, de tu casa, te dedicas a eso, pero es una energía que está en reposo, en un estado latente. Eso no quiere decir que se ha disipado. La energía y el interés continúa allí», enfatizó el director de la encuestadora Delphos.
Por su parte, Mariana Bacalao, profesora y jefa de la cátedra de Opinión Pública y Comunicación Política en la Escuela de Comunicación Social de la UCV, cree que el venezolano sí siente apatía hacia la política «como un desencanto», el cual da la impresión de que las personas no protestan en la calle, o sobre todo, no se quiere hablar de política.
«Debajo de eso, en primer lugar, sí hay un hartazgo y un divorcio de no querer conversar sobre lo político, pero se producen protestas aisladas, y ya no de esos movimientos masivos que vimos en la primera década del 2000 y hasta hace algunos años, sino protestas puntuales para asuntos puntuales», aseguró Bacalao.
Agregó que hay una «gran sensación de pérdida» por parte de la gente, pero que de allí también salen «cosas positivas», como por ejemplo que el venezolano redimensionó su rol protagónico en su propia historia.
«En su capacidad para volver a tejer una cosa que estaba muy deshilachada que son las capacidades de entenderse, las capacidades de actuar, de convivir», dijo la profesora.
Para Bacalao, el venezolano también ha redimensionado el tema de la propiedad privada, así como sus propias capacidades para actuar en la productividad de su vida, de las cosas y de las exigencias y de a quién le da un voto de esperanza y un deseo de escuchar.
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