En un mundo con fronteras, la fraternidad es la esperanza

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Foto: Archivo.

La migración, en el transcurrir de los últimos años, ha sido una de las mayores pruebas que nos ha dejado la crisis en nuestro país. Nuestra frontera marítima con Trinidad y Tobago es un punto de partida ilegal de tantos hermanos venezolanos que aspiran encontrar, en otras tierras, mejores oportunidades de vida.

En Güiria, municipio Valdez del estado Sucre, en medio de una realidad cargada de tristeza, Dios viene a iluminar las tinieblas de la muerte con la luz resplandeciente de la Resurrección. Y cada cristiano, comprometido en ejercer la acción social de la Iglesia Católica, es un agente de esperanza para tantos hermanos sumergidos en la indiferencia y el dolor.

Muchas familias en Güiria han sufrido grandes pérdidas. La migración forzada es una herida abierta en el corazón de esta comunidad. No podemos olvidar que el 23 de abril de 2019 se dio el naufragio de la embarcación Jhonarly José. Posteriormente, el 16 de mayo de ese mismo año, se suscitó el naufragio de la embarcación Ana María. Muchos de estos casos aún sin respuestas de su paradero.

Tiempo después vivimos el naufragio de la embarcación Mi Recuerdo, el 06 de diciembre de 2020. Allí perdieron la vida hermanos que partían a otro país en busca de un futuro mejor. Todos estos han sido momentos verdaderamente difíciles, pero en los cuales también quedó en manifiesto la fraternidad y solidaridad.

Es por esto que nuestro servicio como Pastoral Social Cáritas y la Pastoral de Movilidad Humana se adapta a las necesidades de esta importante misión, incluso en el atender a los sobrevivientes y familias de las víctimas. Hemos podido acompañar a cada uno en sus procesos a través de diferentes áreas: consultas médicas y psicológicas, alimentación y nutrición, formación y prevención, tanto para los sobrevivientes, los familiares dejados atrás, retornados y migrantes.

Nuestra Casa de Paso San Antonio ha crecido: a través de ella podemos alojar y atender a los hermanos en movilidad por esta frontera. Hemos abierto las puertas del Centro Juvenil Talitakum y se siguen suscitando proyectos que nos ofrecen oportunidades para todos. Así juntos vamos construyendo un nosotros cada vez más grande.

La Casa de la Caridad Santa Ana, en Carúpano, también es un referente del servicio en cuanto a la Pastoral de la Movilidad Humana. Como sede administrativa de Cáritas Carúpano, es el punto de partida para el desarrollo de nuestra acción social y evangelizadora.

En estas fechas conmemoramos el 2do aniversario del naufragio de la embarcación Mi Recuerdo y recordamos a quienes perdieron la vida buscando un mejor futuro. Que nuestra oración sea un gesto de fraternidad para el resto del país y el mundo entero. Que podamos alzar la voz y clamar al cielo con esperanza por todos nuestros hermanos, por los que partieron al encuentro con el Padre y por los que aún siguen en espera de respuestas o viviendo lejos de sus familiares expuestos ante sus necesidades.

Tengamos siempre presentes en nuestras oraciones a todos nuestros hermanos vulnerables.

Pbro. Jesús Villarroel es director de Cáritas Carúpano