Finlandia cerró el último paso fronterizo que permitía la movilidad de ciudadanos rusos a su territorio, la mayoría de ellos huyendo de los efectos del conflicto bélico con Ucrania.
De acuerdo con el portal de noticias DW, el último paso fronterizo que compartían ambos países fue cerrado el 28 de noviembre.
El Gobierno de Finlandia habría argumentado que la decisión se debe al auge de migrantes ilegales que siguen llegando al país. La movilidad social es atribuida al miedo que genera la guerra.
Finlandia y Rusia comparten hasta ocho pasos fronterizos, siete de los cuales ya han sido cerrados durante los últimos meses de manera paulatina.
El último es el octavo paso que tiene su punto de inflexión en la región de Raja-Jooseppi en Irania, Laponia.
Pese a que el cierre de la frontera es por el aumento de la migración rusa, también afecta a los ciudadanos finlandeses que solían cruzar la frontera hasta Víborg o San Petersburgo.
Dada la cercanía entre ambos países, el intercambio no solo está basado en la población pendular, sino también en el idioma, la economía, las relaciones de consanguinidad y otros factores.
De acuerdo con DW, más de 100 mil ciudadanos finlandeses se han visto afectados por el cierre de último paso fronterizo con Rusia.
El medio también reseña que muchas personas hablantes del ruso han protestado por las medidas que está ejecutando el Gobierno de Finlandia.
Tras el cierre de tres puestos de control del sur, los residentes de habla rusa de Lappeenranta se manifestaron frente al ayuntamiento de la ciudad el 19 de noviembre.
Afluencia de inmigrantes de terceros países
La afluencia de inmigrantes de terceros países, a través del territorio ruso, aumentó desde agosto de este año.
Según la Guardia Fronteriza finlandesa, casi 1.000 solicitantes de asilo entraron al país a través de la Federación rusa durante este tiempo.
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