Justo cuando gana terreno el COVID-19 en Venezuela, se apaga la tele (Opinión)

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Se apago la tele
Foto referencial

Los últimos cuatro días han sido, cuando menos, tensionantes para la población venezolana, pues mientras crecen los casos de Coronavirus, se apaga la tele.

Aún no terminaban de quejarse los diversos sectores productivos y comerciales del país por la extensión del confinamiento “hasta más allá de junio”, según lo dicho por el presidente Maduro, ni la población lo terminaba de digerir, cuando cayó el primer balde de agua fría.

En los últimos cuatro días se han reportado 290 nuevos casos de COVID-19 en el país, 131 de ellos en las últimas 24 horas. Siendo este martes 19 de mayo la primera vez que Venezuela supera los 100 contagios confirmados en un solo día. El mismo día que se apaga la tele en muchos hogares venezolanos.

Se apaga la tele

Esto, luego de que al amanecer de este martes Directv anunciaba el cese de sus operaciones en el país, al no ser capaz de cumplir con las exigencias establecidas en las medidas sancionatorias impuestas a Venezuela desde el gobierno estadounidense y al mismo tiempo, cumplir con las exigencias del gobierno venezolano para tener licencia para operar en el país.

La organización no gubernamental Defiende Venezuela, estima que casi 2 millones de suscriptores resultaron afectados con el cese de operaciones de la compañía. Mientras que la organización no gubernamental Espacio Público calcula en más de 13 millones las personas afectadas por la decisión. Otros aseguran que son más de 6 millones los suscriptores que registra la empresa en el país.

Desde este martes, en varios hogares del país, incluso en algunos que no eran clientes de Directv, se apaga la tele.

Esta empresa era capaz de poner su señal satelital en lugares rurales o en zonas donde no llega ninguna cablera e incluso la señal de TV abierta, incluyendo zonas fronterizas, zonas de las periferias de las ciudades y zonas del campo o de la playa.

Daños colaterales

A principios del mes de marzo, justo cuando empezaba la cuarentena, el Ministerio de Comunicación e Información emitió un comunicado reconociendo dificultades para garantizar el transporte de la señal abierta al interior del país. Ante esto, en ciudades como Maracaibo, fue evidente que la señal de Venezolana de Televisión fue transportada para su distribución a través de DirecTV, pues cada fluctuación de corriente hacía reiniciar el decodificador y la pantalla mostrada en la señal de aire del canal del Estado delataba la maniobra.

Asímismo, esta empresa ha servido como alternativa de interconexión para circuitos nacionales de radio, y para televisoras nacionales y regionales que hoy en día se suman a la afectación.

Según algunos estudios recientes, en nuestro país, la cultura de consumo de información sigue siendo altamente dependiente de la televisión. Con lo que este martes, justo cuando parece agudizarse la situación con la propagación del Coronavirus en el país, se apaga la tele.

Sin contar conque la opción de Televisión Digital Abierta de Cantv, que ya era bastante restringida, quedó inútil con la pérdida del satélite Simón Bolívar.

Luego del cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV) en 2007, fue evidente la desinversión en infraestructura para televisión y para la producción de contenidos. La pérdida de calidad en la oferta hizo crecer la contratación de televisión por suscripción, por lo que poca gente se preocupó por tener una antena tradicional de televisor.

Cada vez eran menos los vendedores ambulantes de semáforo que ofrecían antenas para televisores y ahora en cuarentena, en teoría, no debería haber ninguno. Por lo que, además, los usuarios tienen que sufrir todo una odisea para intentar adquirir la antenita que creyeron que no iban a necesitar nunca más.

Se apaga la tele y con ella se pierde otro poco el derecho a al información

En un país donde la proliferación de portales web de noticias no ha sido tanto consecuencia de la evolución tecnológica y de los patrones de consumo de las audiencias, sino de la propia crisis que hizo desaparecer la prensa escrita.

Justo en donde la conectividad es cada vez más débil, tal como lo reconoce el propio gobierno cuando evalúa el alcance de su programa de educación a distancia a través de Internet.

En nuestro país, donde se han cerrado cientos de programas de radio y también se han cerrado decenas de emisoras en los últimos años. Y que vive de apagón en apagón por la severa crisis eléctrica.

Donde antes de iniciar el año estábamos en medio de una crisis humanitaria compleja y donde ahora parece que empieza un comportamiento de crecimiento exponencial de nuestros casos de COVID-19. Aquí, donde estamos acostumbrados a enterarnos principalmente por televisión. Se apaga la tele.

Y no hablemos de las implicaciones que esto tendrá sobre las opciones de entretenimiento para la población, que se supone debe mantenerse en confinamiento para prevenir el contagio de Coronavirus.

¿Y ahora?

Sin duda, esta situación aumentará el aislamiento de la población, tal como ya se vive en municipios como Guajira, al norte del fronterizo estado Zulia. Donde sus habitantes alcanzaron a enterarse de que amanecieron este miércoles con un toque de queda porque esta mañana, cuando llegó la luz, escucharon que algo se decía en la radio o les llegó un mensaje de texto de un familiar o conocido cuando volvió la señal telefónica.

El cese de operaciones de esta empresa afecta además a otros proveedores de televisión por cable que dependían de Directv para transportar su señal, o simplemente porque subarrendaban la misma.

Amanecerá y veremos

Más allá del desprestigio que viven algunas cableras por el deterioro de sus servicios. Cualquiera podría pensar que la única que puede salir ganando de todo esto es la empresa Inter, que si aprovechase la crisis como oportunidad de expansión, podría intentar atender a los suscriptores huérfanos de DirecTV.

Sólo que esta empresa ofrece sus servicios de televisión satelital con tarifas mucho más elevadas que las que tenía la empresa anterior por los controles impuestos desde el gobierno, por lo que no todos tendrán capacidad de contratar sus servicios.

Y si el gobierno tratara de regular sus precios, solo podría implicar la ruina de la empresa al hacer cuesta arriba la inversión que ameritaría para expandir sus servicios para llegar a toda Venezuela, pues hoy es un servicio que se ofrece en limitadas zonas geográficas del país.

Otra alternativa, al menos de entretenimiento y un poco más, será la contratación de servicios como el de Nexflix, pero estos implican tener una buena conexión de Internet, lo que tampoco es sencillo en nuestro país.

Ante la crisis y la necesidad de mantenerse informado por el comportamiento de la pandemia en nuestro país, la radio parece asomarse como una alternativa en el futuro inmediato.

Al menos, mientras se reacomodan las otras opciones que podrían surgir para tratar de atender la necesidad de la población, pues al final del día los venezolanos han mostrado una incansable capacidad de reinventarse y resistir.