La Chinita celebra su día sin el juego tradicional

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Águilas tiene un récord de 26-25 en el tradicional juego de La Chinita/Referencial

En los últimos 50 años cada 18 de noviembre el estadio Luis Aparicio el Grande de Maracaibo se vestía de gala y de multitud, plena de algarabía, para el tradicional juego de béisbol.

El equipo de la casa, Águilas del Zulia, saltaba al terreno inspirado para recibir al contrincante que ese día intentaba hacer que La Chinita no lograra el milagro de convertir a los rapaces en ganadores durante su fiesta.

Y vaya que varias veces un Navegantes del Magallanes o Tiburones de La Guaira o Tigres de Aragua o más recientemente Bravos de Margarita o Caribes de Anzoátegui, lo consiguieron.

A veces amargaban el jolgorio de los zulianos que llegaban prendíos al parque luego del amanecer gaitero. De todas maneras, con victoria o derrota, la parranda seguía en la corrida de toros y se remataba con la misa en la Basílica y posteriormente la procesión.

Pero en este 2020 de pandemia el campo estará vacío y las gradas no podrán recibir a miles de voces que auparían a su equipo.

El nuevo virus apagó esos destellos de alegría y euforia. El Luis Aparicio no estará habilitado, aunque sí lo estuvo para los políticos del gobierno en un acto de campaña electoral.

Pero no es precisamente porque no se pueda ir al juego de pelota. Es que ni siquiera el campeonato ha empezado.

No fue sino hasta el viernes de la semana pasada que la directiva de la liga venezolana de béisbol profesional confirmó que el canto del primer lanzamiento será el 27 de noviembre.

Antes, ni siquiera para este día de fiesta religiosa, a veces mundana, y popular, se pudo programar un partido. Y la tradición se rompió en un año que debe quedar para el olvido.

Ojalá Nuestra Señora de Chiquinquirá no le dé por llorar este 18 de noviembre porque ha llovido mucho días atrás. Maracaibo está inundada, no solo de agua, sino también de muchas tristezas y padecimientos.

Le pedimos a la Casta Señora, a la Virgen Morena de su pueblo bravo y fuerte, que nos ayude a seguir luchando y amando, a seguir llorando y cantando para que un día, no muy lejano, podamos levantarnos de los asientos, lanzar los vasos al aire rebosantes de emoción, porque el equipo de la casa, Venezuela, ganó el juego con un home run, con las bases llenas y dejando en el terreno al odio y al pesar.

¡Gloria a ti Chinita!