El pasado 5 de marzo el movimiento Fe y Alegría en Venezuela celebró 70 años inventando, innovando, proponiendo y accionando en el empeño de hacer país, a través de la excelencia educativa que va “más allá del asfalto”.
El padre José María Vélaz, chileno de nacimiento, llegó a Venezuela en 1946 con la idea de construir un sueño: “educación para todos los niños del país sin distinción y en las zonas más vulnerables”.
Lo que un día fue un anhelo para el padre Vélaz, lleva siete décadas de frutos en el país, logrando cambiarle la vida a miles de personas a través de la educación de calidad.
Los voluntarios de la Universidad Católica, que estaba recién inaugurada en aquella época (1955), fueron importantes para esta causa y las familias de la antigua zona 23 de enero, protagonizando un acto de fe que se convirtió en una “revolución educativa en el continente”.
La meta era crear escuelas en las zonas más deprimidas del país: la apuesta la hizo una pareja humilde del antiguo sector 23 de Enero en Caracas, Patricia y Abraham Reyes, quienes donaron la primera casa al padre Vélaz para iniciar Fe y Alegría.
La profesora Luisa Pernalete lleva 52 años apegada a esta causa: comenzó su historia con Fe y Alegría en Maracaibo, estado Zulia. Aunque en la actualidad está jubilada “sigue soñando junto al movimiento y no se arrepiente de lo vivido”.
“Han sido 70 años de entrega ininterrumpida a la educación, innovación y un futuro lleno de esperanza para los niños y jóvenes de Venezuela”, resaltó Pernalete en el programa En Este País de Radio Fe y Alegría Noticias.
En el testamento del padre Vélaz publicado en 1980, a la profesora Pernalete siempre le ha resonado un fragmento: “¿Hasta dónde podrán volar el ingenio, la ilusión y los anhelos?”; y rescata que esas intuiciones de él “siguen más vigentes que nunca en el país”.
Para ella, parte de este actuar tiene que ver con la misión y visión de los fundadores, pues haber iniciado a Fe y Alegría ha sido una semilla muy importante en el país. “No podemos sentarnos a esperar que las cosas sucedan y esa ha sido la premisa desde su fundación”, resaltó.
“Esta generosidad y testimonio ha sido la semilla para que ese atrevimiento del padre Vélaz y la generosidad del pueblo venezolano aun mantenga ese legado educativo”, resaltó Pernalete.
Un movimiento que revolucionó el continente
Hoy son más de 100 países en los que Fe y Alegría tiene presencia en el mundo: más de 2 mil escuelas empeñadas en hacer el trabajo por y para la gente.
¿Vale la pena celebrar estos 70 años? Para la profesora Pernalete es un rotundo sí, ya que en 52 años de carrera profesional y voluntariado ha logrado impulsar dentro de Fe y Alegría programas de alto valor para la sociedad venezolana como “Madres promotoras de la Paz”.
Desde el año 2010 este programa dentro del movimiento ha arropado y orientando a las mujeres larenses a cultivar la paz y los valores en el seno familiar, con el fin de erradicar la violencia en las comunidades.
“Aun queda mucho por hacer”, sentenció Pernalete.
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