Migrantes venezolanos que iban a bordo de una embarcación tiroteada el sábado 5 de febrero en la que murió un bebé y su madre fue herida, negaron la versión ofrecida por la Guardia Costera de Trinidad y Tobago.
De acuerdo a los testimonios recopilados de migrantes venezolanos sobre este hecho por los abogados Criston J. Williams y Siddiq Manzano y reseñados en el diario Newsday, se identificaron varias diferencias a la versión de la Guardia Costera de Trinidad y Tobago.
Manzano indicó que los migrantes con los que conversó negaron haber intentado embestir uno de los botes de la Guardia Costera y afirmaron que un motor defectuoso les impidió intentar escapar.
«Dijeron que el bote en el que viajaban tenía dos motores y uno de los motores se paraba y volvía a encenderse. También dijeron que la primera embarcación de la Guardia Costera que vieron fue la embarcación más pequeña. En ese momento no escucharon ninguna bocina o megáfono de esta embarcación. Sí vieron las bengalas, una de las cuales dijeron apuntaba al cielo, el otro apuntaba a su barco. Poco después de eso, escucharon los disparos. Dijeron que la Guardia Costera solo dejó de disparar después de darse cuenta de que alguien a bordo de su bote estaba herido. Debido al motor defectuoso, dijeron que no podían embestir a nadie o incluso tratar de escapar, así que en ese momento estaban parados», explicó.
Posterior a ser interceptados, los migrantes fueron trasladados a un barco más grande, el TTS Scarborough, y luego a la costa donde la madre herida fue llevada a un hospital.
Asimismo, Manzano señaló que el grupo de migrantes se compone de 20 niños y 17 adultos, quienes permanecen detenidos desde la madrugada del domingo en el helipuerto de Chaguaramas, en Trinidad y Tobago.