Cinco días, doce fallecidos… No, esperen. Seis días, trece fallecidos… Las agujas del reloj siguen en movimiento, hacen sonar el tambor de la espera, marcan muerte y no vida; mientras, las búsquedas no cesan y los números aumentan. Números… A ello se reduce un grupo de mineros que dejó su vida en la búsqueda del oro.
Un poblado al sureste de Venezuela, cuya vida gira en torno a la extracción de oro: El Callao. Una población que, frente a las penurias de un país desgarrado, busca alternativas, ilegales, para sobrevivir. La mayoría de sus 80.000 habitantes participa directa o indirectamente en esta actividad. Una mina de oro clausurada, y una tragedia donde 13 personas murieron y que, por ahora, solo es una huella histórica en una política minera que avanza, demoliendo todo a su paso, y ante esto la única respuesta del Estado ha sido:
“Esto es una tragedia que enluta a toda la familia de Venezuela, porque hay mineros de todas partes, de Maturín, Ciudad Bolívar, y bueno nos activamos todos los cuerpos en un solo Gobierno para dar respuesta. Para dar respuesta a una grave situación que ocurrió aquí por primera vez. Pero, esas son situaciones que suceden, que van a seguir sucediendo porque la minería es la búsqueda del metal, y la gente obviando el peligro se meten, pensando que es muy fácil conseguir oro y eso no es así. Entonces, esta es una emergencia que ocurrió que la lamentamos mucho, pero es imposible decir que se va a clausurar esa minería, porque van a buscar la manera de meterse por otro lado, de abrir un hueco para caerle a la mina”. Así lo explicó el alcalde de El Callao.
En Venezuela, proliferan las minas de oro, cobre, diamantes y otros metales preciosos, pero en muchas ocasiones los trabajadores efectúan sus labores en condiciones muy frágiles de seguridad, tal como lo afirmó el alcalde Coromoto Lugo.
Por ello, no es, un Érase una vez, sino un cuento de varios tomos
El 13 de octubre de 2019 rescataron a un total de 107 mineros tras un derrumbe en el yacimiento de la mina Isidora que los dejó incomunicados por varias horas. El 2 de febrero de 2020 hubo un colapso en la misma mina que sepultó a más de 20 personas y dejó un saldo de tres fallecidos. El 12 de mayo de 2021, 34 mineros fueron rescatados y un cuerpo fue recuperado de la mina, que no es tan alegre ni amigable como era quien inspiró su nombre, la Negra Isidora.
Este 2023 la historia se repite una vez más, al menos 13 mineros fallecieron y 124 sobrevivieron, un porcentaje importante de ellos gracias a que los rescataron. Varios episodios de una serie de terror que se ha venido filmando en la misma escenografía y con los mismos actores, una zona administrada por la Corporación Venezolana de Minería, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular Desarrollo Minero Ecológico, y custodiada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).
El miércoles 31 de mayo llovía a cantaros en el sector El Perú, El Callao.
De acuerdo al Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMEH), desde el primero de junio existían pronósticos que indicaban precipitaciones y tormentas, con un 12 y 17 por ciento de probabilidad de ocurrencia.
Para el estado Bolívar, en particular, se emitió una alerta donde se apuntaba que, como consecuencia, existía el riesgo de crecimiento de ríos en zonas rurales y montañosas.
Así, durante seis horas, la localidad se vio afectada por el gran torrente de agua. Y mientras 450 familias eran afectadas por la crecida del río Yuruari debido a las lluvias, el torrente que azotaba a la localidad inundaba progresivamente la galería aurífera de La Talavera; clausurada, según autoridades, desde… hace ya mucho tiempo.
Los túneles del yacimiento se fueran llenando de agua. Apenas unas cúpulas quedaron con un poco de oxígeno en la superficie. A bocanadas de aire, 800 metros bajo tierra -para algunos, una tierra extranjera-, mareados, con dolor de cabeza, cansados, dando pasos languidecientes, los mineros fueron sorprendidos por una corriente de agua, la cual los obligó a escapar… del llamado del oro.
Algunos hicieron su trayecto con un saco en la espalda. Sin embargo, se vieron obligados a soltar la carga a medio camino para lograr huir por la fangosa y resbaladiza salida donde estaba la boca de la mina. Aunque algunos no la soltaron y… se quedaron atrás, siendo sepultados por el inevitable alud.
El show de la Filven en medio de la tragedia
Y mientras mineros sobrevivientes, funcionarios de Protección Civil, Bomberos, Control de Emergencias, familiares y amigos se abocaron a las labores de rescate de ciudadanos, que posiblemente hoy mientras se escribe esta crónica continúen atrapados, ingresando por la mina Isidora para acceder hasta la zona de derrumbe, altos cargos del Gobierno venezolano y el estado Bolívar celebraban con alegría el colorido desplegado en la inauguración de la decimoctava edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven).
El ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, el gobernador Ángel Marcano y el alcalde del municipio Caroní, Tito Oviedo, desfilaron en la Plaza Miranda, de San Félix.
Un recorrido similar, a varios kilómetros, hacía un camión con un montículo de cuerpos, arrojados unos sobre otros, tapados apenas con una sábana blanca. Así recorrieron las calles del poblado hasta llegar al hospital Juan German Roscio.
La Filven congregó a más de 400 participantes, unos cientos menos que los reunidos a las afueras del hospital para identificar los cuerpos de los fallecidos.
Venezuela, no cuenta con un registro de cuántas personas mueren víctimas de derrumbes e inundaciones dentro de las galerías de los yacimientos de oro enclavados en el Arco Minero del Orinoco.
Los escasos informes oficiales respecto al caso Talavera, indican que una mayoría murió por insuficiencia respiratoria. El más reciente, difundido por la gobernación de Bolívar el lunes, 5 de junio, añadió que también hubo fallecidos por inmersión. 13 mineros fallecidos, para ser precisos, eran venezolanos, aunque los detalles no abundan como la sal en el mar y la precisión informativa es un recurso naturalmente escaso en esta zona del país.
Siete cuerpos fueron recuperados el sábado y, previamente, ya habían rescatado a otros cinco.
En tanto, el municipio preparó fosas comunes en el cementerio del lugar para sepultarlos.
“Bajo lineamientos del alcalde Coromoto Lugo, la dirección de Servicios Públicos se trasladó hasta el cementerio municipal para proceder abrir fosas comunes y así sepultar a las víctimas que perdieron la vida en la mina La Talavera”, fue el comunicado difundido por la Alcaldía de El Callao.
Luego de identificar los cuerpos, los sepultados de inmediato, como quien esconde una verdad, pese a que el razonamiento dado fuese el estado de descomposición de las víctimas para el momento.
Todo se reduce a números
Números… Números… Números… A ello se reduce. Se reduce a números. Al menos para el Estado y una parte del mapa comunicacional. Pero eran más que ello. Lamentablemente, queda en cifras, cifras que se presume, pudieron haber ascendido. Todavía faltan mineros por salir del yacimiento. Sobrevivientes afirman que dentro de la mina todavía hay cuerpos que no han sido encontrados.
Es una versión que también repiten familiares y pobladores de El Callao, pero las autoridades no la confirman.
“Y ahora es que queda gente allá abajo, ahí todavía queda un poco de gente allá abajo, ahogado, que no pudieron sacar, todavía hay un poco de gente allá abajo. Eso es un experiencia que no se la deseo a nadie, tener un familiar allá abajo así que uno no lo pueda sacar, es tremendo, es tremendo. Los muertos que yo saqué, que no son ninguno de mi familias, de los panas que están ahí, mi hermano, eso es tremendo. Faltaba demasiado el oxigeno. El oxigeno que nos daba la compañía, no nos acompañaba. Esa es una experiencia que no se la deseo a nadie”.
Una alerta, una bomba de tiempo activada, ambiental y social, que se resguarda en el Arco Minero. Sólo en El Callao hay 800 molinos procesadores de arena y 1.200 alianzas mineras, de acuerdo con datos manejados por la alcaldía. El secretario de Seguridad Ciudadana de Bolívar, Edgar Colina, reafirma en sus discursos que la mina La Talavera estaba clausurada, pero también es de su pleno conocimiento que en el sector El Perú los mineros frecuentaban ese yacimiento y lo trabajan bajo condiciones de riesgo.
¿Y cómo entraron los mineros?
Los voceros responsabilizan indirectamente a los mineros por haber incursionado furtivamente en la mina, sin embargo, ¿cómo los mineros entraron a una mina clausurada que, según declaraciones oficiales, estaba custodiada por militares?
Soltar el saco en que se lleva arena y restos de oro para salir de una fosa puede ser una decisión que cambie el rumbo de una vida. Pero el llamado del oro siempre es fuerte, es el cántico de una sirena, en un mar tricolor manchado por el ocre del hambre en Venezuela.
¿Quién debe garantizar medios de vida que no ponga en peligro la integridad de la gente? ¿Quién tiene la administración y control del Arco Minero del Orinoco por decreto?
¿Quién es responsable de la tragedia de El Callao?
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