Una Palabra Oportuna No. 1611

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Oración de la mañana. Lunes 21 de febrero de 2022.

Por Herlinda Gamboa. Narra Julitze Mayurel.

Cafecito de la esperanza en camino de conversión

Señor Jesús, en este amanecer nos regalas una paz que supera el dolor, la enfermedad y la miseria humana. Estamos ante un nuevo comienzo y con esperanza activa te pedimos bendigas nuestra juventud universitaria que busca formarse, ayúdanos para que en cada espacio de nuestra oferta educativa te encuentren. Hoy te contemplamos sanando a un joven “endemoniado”, un enfermo grave de epilepsia. Es su padre quien se presenta ante ti a interceder por su hijo con una fe insegura. Tú, el  elegido de Dios, el transfigurado, el Hijo amado, te enfrentas a la realidad humana, al dolor y la enfermedad.

Y tomas posición contra las fuerzas de muerte que empujan al joven enfermo hacia el fuego y el agua, contra el demonio que quiere acabar con él. Eres Señor de vida, enviado a salvarnos y redimirnos del mal, nos traes la Buena Nueva, tu Evangelio de salvación. En contra están las fuerzas del maligno que se interponen y obstaculizan el acceso del Reino de Dios, a esta salvación que traes al mundo. La lucha permanente entre bien y mal. Tu fuerza viene a liberarnos de las ataduras del demonio y de la muerte, entregarnos una nueva vida, una forma de entender la realidad desde la presencia de Dios en medio de nuestro mundo, en relación personal con nuestras vidas.

Y eso sólo se consigue con fe. “Creo Señor, pero aumenta mi fe”. No una fe libre de dudas, inseguridades y recelos, sí una fe sólida, una fe entregada y coherente. Una fe que busca incansable y persigue la voluntad de Dios en cada uno de nuestros actos. Una fe reforzada con oración y ayuno, como nos pides siempre. En nuestro café nos presentamos ante ti con una actitud confiada, como la del padre del endemoniado, que desde la oscuridad y la debilidad de su fe dudaba y pide ayuda, que desde su debilidad desea alcanzar lo que necesita su hijo.

Te suplicamos aumentes en nosotros la confianza en tu poder, en la debilidad. La certeza de que la debilidad sigue siendo el lugar que prefieres para revelarte.

Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.