Una Palabra Oportuna No. 1640

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Tips para discernir la realidad. Lunes 7 de marzo de 2022.

Por Antonio Pérez Esclarín.

¡Que callen las armas!

Resulta espantoso presenciar una guerra en vivo y en directo, con su carga de sufrimiento, dolor y muerte frente al televisor, y uno se pregunta alarmado ¿cómo la ambición, las ansias de poder y los delirios de grandeza pueden conducir a esos niveles de deshumanización para asesinar niños, ancianos, personas indefensas, destruir un país y obligar al exilio a millones de personas?

Como ha dicho el Papa Francisco: “quien hace la guerra, olvida a la humanidad”. No mira la vida concreta de las personas, si no que antepone a todos los intereses de poder. Confía en la lógica diabólica y perversa de las armas que es la más alejada de la voluntad de Dios, y se distancia de la gente común que desea la paz y que en todo conflicto es la verdadera víctima que paga sobre su propia piel las locuras de la guerra.

Pienso en los ancianos, en cuantos buscan refugio en estas horas, en las mamás que huyen con sus niños. Unamos nuestras voces y oraciones a las del Papa Francisco, que con el corazón desgarrado clama ¡Que callen las armas! Dios está con los operadores de paz, no con quien emplea la violencia. Porque quien ama la paz, repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de los demás pueblos y como medio de resolución de las controversias internacionales.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.