Espiritualidad. Martes 10de noviembre de 2020.
Por Mireya Escalante.
Sean siervos. Lucas 17,7-10
Hay lecturas, que a veces nos gustaría pasar inadvertidas, como esta que resume lo que debe ser nuestra actitud permanente como seguidores de Jesús: la de ser siervos.
¿Si somos hijos de Dios, porque tenemos que portarnos como siervos? No hace falta explicación a esa pregunta, basta ver al Siervo sufriente colgado en la cruz, o a ese Jesús, Hijo de Dios, que no tenía donde recostar su cabeza, pero vivía atento para curar a uno y otro, sin que ni siquiera se lo pidieran.
Como cristianos a veces tenemos actitudes de hijos del dueño y otras al contrario, serviles, no es ni una ni otra lo que nos pide Jesús: “cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: «No somos más que siervos; sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer».
Desde la experiencia de dar una pequeña arepa a quien tiene hambre, nos jugamos el encuentro con el Señor, no es igual si lo hacemos desde la posición del que da o desde la actitud del que sirve. Razón tiene el dicho, si no vivimos para servir, no servimos para vivir.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.