Oración de la mañana. Sábado 14 de noviembre de 2020.
Cafecito de la esperanza, la justicia que clama al cielo
Señor Jesús, ser cristiano es seguirte y cargar como el buen samaritano con el dolor ajeno. Curar al enfermo y amar a Dios en todos los que encontremos en el camino. Nos acompaña en nuestro café de esta mañana el testimonio orante de esta pobre viuda que suplica justicia. Lo hace con insistencia terca, sin rendirse, una y otra vez. Su ejemplo es una lección sencilla y humilde de oración confiada en la justicia de Dios frente a la injusticia de los hombres.
El invierno recrudece ante nuestros ojos. Se comprende que el desaliento abunda por todas partes, porque las amenazas aumentan y las fuerzas disminuyen. No es tiempo para consumir energías en lamentos ni en peleas inútiles. Es tiempo de volver a lo esencial del Evangelio, de vivirlo y anunciarlo: la bienaventuranza de la bondad, la fuerza para decir no a toda injusticia y atropello. Es la hora de la fe en la pequeña semilla y en la levadura invisible.
Es el momento de hermanar desánimos y perseverar, «dejando el pesimismo para tiempos mejores». Es el momento de verificar que «donde aumenta la amenaza crece la salvación». Como dijo el profeta Casaldáliga, «somos perdedores de una causa invencible».
Danos tu amor y gracia que eso nos basta. Amén. PAZ Y BIEN.
Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.
