Eco Warao «baila» la cultura warao en Brasil

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En Brasil, se unió Namary Contreras. En el centro, Joisi Bermudez, la única niña del grupo desde el inicio.

El pueblo warao es la segunda comunidad indígena más numerosa de Venezuela, poseedora de una cultura que las nuevas generaciones intentan mantener en medio del mundo occidental.

“La cultura warao no es solo para guardarse en la selva; es para darla a conocer, porque es tan valiosa como otras culturas del mundo, con sus propios atributos”, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias Leany Torres, quien migró a Brasil en abril de 2019. En la distancia, revivió un grupo que ella misma conformó en Delta Amacuro en el 2018.

Leany Torres es graduada en turismo, pero ejercía la docencia en Venezuela, tal como ocurre con mucho profesionales que se dedican a un oficio distinto para el que se formaron.

Eco Warao, una idea surgida en la selva deltana

El concepto es el mismo: mostrar la cultura al mundo para no dejarla encerrada en la densa vegetación de las selvas deltaicas, de donde proviene la joven.

El baile, la música y las canciones dan vida a sus presentaciones y cuenta con adaptaciones que ellos mismos escriben, crean y ejecutan.

Sin recursos económicos ni apoyo, creó un grupo artístico junto con varios jóvenes con el interés de mostrar parte de la esencia del baile warao, pero con finos rasgos de identidad y actualidad. Para esto, fusionan el baile warao con expresiones del mundo occidental.

El concepto es puesto en escena con obras teatrales en danza que narran una historia, casi siempre, un cuento warao.

“Los desplazamientos son narrativos y conmemorativos”, que según Leany Torres, es una forma de traspasar los límites de los bailes tradicionales para hacerlo atractivo para todos.

“Así hay que hacerlo porque las sociedades cambian, pero hay que mantener la esencia de lo que somos”, dijo en una entrevista telefónica desde Boa Vista, donde se radica actualmente.

Renacimiento en Brasil inspirado por el Alma Llanera

En Brasil no abandonó la idea de mantener viva Eco Warao y con apenas cuatro integrantes originales, Liz Ramos, Melvi González, Joisy Bermúdez y ella, emprendieron una nueva cruzada para darle vida al grupo.

Eco Warao ha tomado un nuevo brillo con la incorporación de otros waraos en Brasil. Foto: Eco Warao

Escuchar el “Alma Llanera” que guardaba en un viejo teléfono en la cartera, encendió las llamas del venezolanismo y la identidad con el pueblo warao que reside cerca del Atlántico. Las olas son música para quienes viven en las islas que colindan con el océano. 

La migración a Brasil marcó la fragmentación del grupo pero llegar a Boa Vista, implicó recorrer un camino incierto.

La ruta a Brasil

Al llegar a Santa Elena de Uairen, cerca de la frontera con Brasil, pasaron sus primeras 24 horas a la intemperie, recorriendo caminos que no conocían hasta llegar a “la trocha”. Desde este punto, un indígena del pueblo Pemón ayudó a Leany y a otras cinco personas a llegar a Pacaraima.

Acnur les permitió quedarse por dos días y luego emprendieron la búsqueda de un nuevo lugar del que tenían referencia, pero que no conocían con exactitud su ubicación.

Con la sensación de estar perdidos, con hambre, cansados y sin dinero, se sentaron en el hombrillo de una calle y por primera vez tuvieron la sensación de sentir la fragilidad humana de pensar incluso en mendigar.

Por suerte, una pareja de venezolanos que pasaban por el lugar, se percataron de su condición y los ayudó con agua y galletas.

Esa noche tuvieron que acomodarse como pudieron en un lugar conocido como Rodoviarias, espacio que acoge a migrantes solo por una noche. Pero debieron dormir en medio del frío, el duro concreto y sobre cartones.

La ayuda de Dios que nunca falta

Un día, una monja buscaba a un grupo de baile y fue referida al espacio donde se alojaban Leany, Deni, Liz y Keily porque ya habían sido reconocidos por sus paisanos.

A la izquierda Camila Moreno, junto a Joisi Bermúdez en una presentación en julio de 2019. Foto: Eco Warao.

Debían presentarse en un corto tiempo y tuvieron que improvisar los accesorios para la presentación. Para esto, Cáritas Brasil fue decisivo.

La única que no ha mostrado nervios en las presentaciones es la niña Joisi Bermudez, quien ha acompañado al grupo desde su génesis.

Aníbal Pérez, un antiguo cacique, se unió al grupo junto a su hijo Najiro y la joven Namary Contreras: tres deltanos.

La primera presentación no fue la mejor: la improvisación fue evidenciada y los cuestionamientos no tardaron.

Por suerte, con el paso de los meses el grupo ha renacido de sus cenizas y esperan mostrar la cultura warao más allá de las fronteras venezolanas en muchas ocasiones.