La migración de indígenas venezolanos se ha vuelto un fenómeno diario

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Foto: Juan Carlos Rosales/Radio Fe y Alegría Noticias

La migración de indígenas es parte del fenómeno que en Venezuela no solo es evidente, sino que es un hecho recurrente al punto de convertirse en un fenómeno diario.

El Estado venezolano no ha podido garantizar los derechos constitucionales a los 23 pueblos indígenas que existen en Venezuela, cuyo reconocimiento tiene un sustento legal desde la aprobación de la Constitución de 1999, que tiene entre sus capítulos, el dedicado exclusivamente a los derechos de los pueblos y comunidades indígenas.

Lo que en la teoría es un gran avance desde el punto de vista del reconocimiento político y jurídico, en la práctica es solo un instrumento que no incide en la vida de los originarios.

Las instituciones públicas, las leyes, los funcionarios con responsabilidades directas en la vida de los indígenas no pueden atender eficientemente a los originarios. Así lo han denunciado diversas organizaciones no gubernamentales como la Asociación Cooperativa Kapé-Kapé y Provea en su más reciente informe.

Inseguridad, extracción, Arco Minero y migración

El historial de migración de los pueblos indígenas también guarda relación con la grave crisis humanitaria, pero también con la inseguridad en sus tierras ante la existencia de bandas criminales que controlan zonas mineras, y rutas de contrabandos como lo ha denunciado el ACNUR.

En medio de la huida, “algunos enfrentan la amenaza de grupos armados irregulares, que controlan las zonas donde viven”, ha advertido Shabia Mantoo, un portavoz de ACNUR.

Según números del Programa Lupa,  «5020 indígenas venezolanos están registrados en Brasil. De ellos, 66% pertenece a la etnia warao, mientras 30% es pemón. Los kariña ocupan 1% y los E´ñepá 3%», reseña reseña el porta Venezuela Migrante.

Sumado a las actividades de operaciones de organizaciones criminales ligadas a la extracción ilegal de minerales, la contaminación del agua como consecuencia directa del uso del mercurio obliga a los originarios a abandonar su tierras.

El Arco Minero ha sido parte del gran problema que hoy afecta a los pueblos y comunidades indígenas con incidencia en Delta Amacuro, Bolívar, Amazonas y termina en su enlace en el río Meta en el Este de Colombia.

Zulia: muerte en las trochas

Las trochas o caminos ilegales que conducen hacia Colombia, se convirtieron en puntos focales de violaciones de derechos humanos, y las víctimas más frecuentes han sido las mujeres indígenas de la Guajira venezolana.

“Las mujeres han sido extorsionadas por grupos en la zona y por los cuerpos de seguridad en los puntos de control. Ellas corren el peligro de entrar por las trochas, donde son víctimas distintos tipos de abusos: hay mujeres que han sido robadas, asesinadas”, dijo José David González, coordinador del Comité de Derechos Humanos del municipio Guajira, en entrevista para un seriado especial de Radio Fe y Alegría Noticias que lleva por nombre #MujerDerechoyDignidad.

Migración: el inicio de las luchas

En el caso de los indígenas venezolanos los destinos más recurrentes han sido Colombia, en el occidente de Venezuela hasta donde han migrado yukpas, barí y wayuu.

El otro destino es Brasil, al sur del estado Bolívar, hasta donde han huido del hambre, inseguridad y pobreza extrema familias enteras de waraos, pumé, jiwi, kariñas, y otros pueblos indígenas del oriente de Venezuela.

Al llegar a Brasil, pese a la ayuda que reciben de las organizaciones no gubernamentales internacionales y de las instituciones de ese país, los venezolanos y grupos de indígenas se han visto en la necesidad exigir derechos fundamentales como el de una residencia, reconocimiento y respeto.

En Brasil, los pueblos indígenas han sido señalados o estigmatizados por la sociedad entera que los ha apartado argumentando que los originarios no son capaces de adaptarse a la sociedad no indígena, y por tanto, los mantienen en refugios sin derechos a buscar otras alternativas.

Mientras se les impide a los originarios buscar nuevos destinos fuera de los refugios, los «criollos venezolanos» son beneficiados con el Plan de Interiorización, un plan diseñado para permitir la distribución de venezolanos por todo el territorio brasileño con el objetivo de descongestionar los refugios.