El coronavirus se adquiere al entrar en contacto con personas que lo estén sufriendo o sean portadores asintomáticos, recordó Jaime Lorenzo, director de la ONG Médicos Unidos Venezuela.
Por ello, al estar en un área cerrada donde los sistemas de filtro de aire acondicionado no funcionan correctamente, no hay suficiente agua para lavar las áreas de trabajo, y no se cuenta con material de protección adecuado y de calidad como ocurre con el personal de salud, el riesgo de enfermarse es mayor.
Lorenzo afirmó que el personal de salud trabaja con condiciones inadecuadas, con muchas deficiencias para cumplir con normas de aseo y la falta de asepsia, así como problemas de acceso a los servicios como públicos como el agua, además de falta de materiales para la limpieza y desinfección y equipos descartables.
Según el galeno, de haberse garantizado un buen equipamiento y condiciones médicas en los hospitales, la cantidad de médicos fallecidos por COVID-19 hasta la fecha sería menor. El pasado 10 de marzo se celebró en el país el Día del Médico y se cumplieron 360 días de pandemia. Un día antes la ONG Médicos Unidos Venezuela contabilizó 354 trabajadores de la salud fallecidos a causa del virus; casi uno por día.
Los médicos que integran la ONG señalaron que la pandemia los mantiene de luto permanente ante la pérdida de colegas, familiares y amigos.
Manifiestan sentirse atados de manos pues, según ellos, no basta el conocimiento si no hay los recursos para salvar vidas.
En la pagina web del Ministerio del Poder Popular para la Salud no se encuentra alguna información de tasa de mortalidad de médicos fallecidos por la COVID-19.
Zulia lidera las muertes de médicos en el país
La mayor parte de los 354 trabajadores de la salud fallecidos hasta el pasado 8 de marzo trabajaban en el estado Zulia. Según la organización, en este estado han muerto 80 trabajadores del sector salud.
En segundo lugar se ubicó Caracas con 32 muertes, seguido de Carabobo (29), Bolívar (24), Anzoátegui (21), Táchira (21), Lara (18), Mérida (16), Aragua (15), Trujillo (14), Falcón (11), Monagas (10), Barinas (10), Miranda (8), Guárico (8), La Guaira (7), Nueva Esparta (7), Portuguesa (6), Sucre (4), Yaracuy (4), Cojedes (4), Apure (3) y Delta Amacuro (2).
Lo cierto es que el sector salud en Venezuela cada día exige mayor atención y protección por parte del gobierno. Además, emprendieron una campaña exigiendo ser vacunados, pues aseguraron que la única forma de parar esta segunda ola de la pandemia es protegiendo al personal médico, catalogados como la primera línea de defensa.
«Recuerdo ser el número 80 contagiado»
«Empecé a sentir un cosquilleo, una molestia a nivel de la garganta y tos. Como ya se estaba hablando del Coronavirus llamé a Sanidad, acudieron a la casa, me tomaron una prueba y al otro día me indicaron que era positivo».
Así recuerda el doctor Carlos Montiel, vicepresidente de la Cruz Roja seccional Zulia, lo que fue para él iniciar su miedo a lo desconocido.
Fue justo cuando llegaba a España para visitar a su familia y recuerda ser el contagiado número 80 de la COVID-19 en la ciudad de Oviedo.
“Con el transcurrir de los días, empezó la fiebre y el malestar. Gracias a Dios no hubo problemas respiratorios, pero sí hubo lagunas mentales que era algo que se veía poco”, relató.
Luego de una semana encerrado, “fue muy impresionante ver cómo los vecinos le empiezan a tener miedo al otro”.
El médico zuliano, ante la poca información que había de la enfermedad, dejó un comunicado para su voluntariado de la Cruz Roja y uno para su familia despidiéndose.
Él pensó que en caso de complicarse, lo llevarían al hospital sin tener contacto alguno ni comunicación con sus familiares.
“Fue realmente angustioso pensar que me iba a complicar y que no vería más a mi familia”, agregó.
“Un año no es una vida, pero una vida se puede ir en un año”, son las palabras en las que Carlos Montiel hace hincapié, pues para él lo más importante es seguir adelante y tener fe profunda en Dios.
“Hoy por hoy sigo siendo lo que siempre he sido: un médico dispuesto a ayudar a los pacientes, arriesgando si es necesario la vida por la de los demás”, afirmó.
“Vamos a destruir, para terminar de destruir”
Hace un año, con la llegada de la COVID-19 al mundo y ante la poca información de este suceso impactante y desconocido, el miedo creó ese sentimiento de desconfianza y angustia ante la posibilidad de contraer el contagio, el cual también invadió a los médicos que trataban de buscar respuesta.
En el caso de Venezuela, Jaime Lorenzo dijo que ante el inminente e irreversible contagio de médicos venezolanos por las precarias condiciones sanitarias en las que trabajaban, ocurrió que mientras se encontraban en reposo o cuarentena, les fueron suspendidos los sueldos.
Muchos de los médicos tienen hasta tres meses sin percibirlos porque, según Lorenzo, alguien «tuvo esa idea».
«Es como vamos a destruir para terminar de destruir”, agregó.
Las muertes de personal sanitario ascienden al menos a 17 mil en el mundo
Al menos unos 17 mil profesionales de la salud han fallecido por la COVID-19 en el último año, según un nuevo estudio de Amnistía Internacional (ISP) y Global Unión (UNI) publicado el 5 de marzo de 2021.
En el informe, instan a adoptar medidas urgentes para acelerar la vacunación de millones de profesionales sanitarios de primera línea en todo el mundo.
Esta seria advertencia llegó en un momento en el que las desigualdades en el acceso a la vacuna a nivel mundial no dejaron de aumentar.
Hasta la fecha, más de la mitad de las dosis disponibles en todo el mundo se han administrado en tan sólo 10 países ricos en los que vive menos del 10% de la población mundial. Esto ocurre mientras que en más de 100 países aún no han vacunado ni a una sola persona.
“Cada 30 minutos muere de COVID-19 un trabajador o trabajadora de la salud. Es una tragedia y una injusticia. El personal sanitario de todo el mundo ha arriesgado su vida para intentar protegernos frente a la COVID-19 y, sin embargo, en demasiados casos lo han hecho sin contar con protección alguna y han pagado el peor precio por ello”, afirmó Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional.
“Todos los gobiernos deben tener capacidad para adquirir vacunas contra la COVID-19, así como para administrárnoslas, a nosotras y nuestras comunidades, lo antes posible. El personal sanitario no estará seguro hasta que todos y todas lo estemos”, subrayó Rosa Pavanelli, Secretaria General de ISP.