Horas después de que la vicepresidenta de la República anunciara los primeros casos de Coronavirus en el país, Nicolás Maduro hizo aparición en televisión nacional para pedir a la oposición no politizar el tema.
Pero el manejo que le ha dado a la llegada de este virus, hace que diversos analistas consideren que se está aprovechando de la situación para su beneficio propio, persiguiendo médicos, encarcelando periodistas y acusando a Estados Unidos por presuntamente haber creado esta enfermedad como un arma biológica, basado en un estudio realizado por Sirio Quintero, un presunto nanotecnólogo que afirma haber curado de cáncer al fallecido presidente Hugo Chávez, quien murió, según él, por no haber seguido su tratamiento.
Maduro pide tanto a la oposición como a los países del mundo, que exijan al presidente Donald Trump que levante las sanciones impuestas sobre Venezuela, al menos mientras se supera la pandemia del COVID-19. Por ello, dio las gracias a Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, por realizar públicamente esta solicitud, que incluyó a otros países sancionados, aunque no mencionó que la ex presidenta chilena destacó que los hospitales venezolanos estaban en emergencia antes de que el gobierno norteamericano decretara la primera sanción.
“Un gobierno que tuviera como genuina prioridad el bienestar de la población mostraría una trayectoria muy distinta a la que ostenta el actual”, dice a Radio Fe y Alegría Noticias Miguel Ángel Martínez Meucci, profesor de estudios político de la Universidad Austral de Chile. “Las medidas tomadas en Venezuela parecen más enfocadas en el control social que en la prevención de la pandemia”, agrega con referencia a las acciones tomadas por Maduro, que incluyen cuarentena en todo el territorio nacional.
Para Martínez Meucci, el distanciamiento social, reclusión en el hogar y disminución de la actividad económica, “permiten a un régimen como éste, responsable de la destrucción de la economía nacional, impedir manifestaciones en su contra, achacar los resultados de sus políticas a factores externos e insistir en el levantamiento de las sanciones a las que han sido sometidos internacionalmente los miembros principales de la cúpula de poder”.
Sin embargo, “cabe preguntarse si a una población tan depauperada como la venezolana es posible mantenerla en una reclusión indefinida en estos términos. Mucha gente no puede darse el lujo de permanecer en sus hogares si quiere subsistir en las condiciones actuales”.
Un “régimen” con poco margen de maniobra
El 10 de marzo Juan Guaidó convocó una marcha hasta la Asamblea Nacional que no pudo cumplir su objetivo, pues fue dispersada por las fuerzas de seguridad del Estado. No obstante, el líder opositor, reconocido por más de 50 países como presidente encargado de Venezuela, dio un discurso desde la Plaza Alfredo Sadel donde afirmó que la “lucha” debía ser “sostenida”.
“La lucha tiene que ser sostenida, no es salir a la calle y ya. No tenemos miedo de estar al aire libre, a poner el pecho en cada marcha, ¿ustedes creen que ellos pueden salir de las cuatro cuadras de Miraflores?”, preguntó. “La dictadura se sobreestima, cree que puede callarnos”.
Tres días después se había confirmado los primeros dos casos por Coronavirus y su causa política pasaba a un segundo plano, en un momento en el que su popularidad venía en picada, según estudios de opinión.
Martínez Meucci no considera que deba juzgarse “la situación en términos de la popularidad de Guaidó, dado que éste es sólo el vector o la cabeza visible de una estrategia de lucha detrás de la cual se encuentran operando muchos factores políticos”.
En estas horas tan difíciles para Venezuela, debido a la propagación del COVID-19 que ya superó los 100 casos confirmados por el Gobierno, “hay que fijarse en cómo la situación generada por la pandemia, puede generar o ir acompañada de situaciones potencialmente incontrolables”, argumenta el analista político, quien destaca las recientes decisiones del Departamento de Justicia norteamericano que ofreció 15 millones de dólares a quienes puedan ofrecer información para facilitar la captura de Maduro.
“El factor COVID-19 no es el único que está presente en estos momentos. En este sentido, el desplome de los precios del petróleo, el colapso de la empresa petrolera estatal y las recientes decisiones del Departamento de Justicia de los Estados Unidos contribuyen a aumentar la presión sobre un régimen al que el margen de maniobra se le va reduciendo cada vez más. Esa es la tendencia general y a la que, desde mi punto de vista, hay que seguir atendiendo”, sentencia.