«Es duro tener a un niño con enfermedad y no contar con soluciones»

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Archivo web

La señora Mary Lobo lleva 9 meses conociendo bien de cerca las historias tristes que a diario se suscitan en el hospital infantil José Manuel de Los Ríos de Caracas.

Desde mayo del año pasado lleva a su hija de 8 años a este centro de salud que se ha convertido en los últimos tiempos en un muro de lamentos de muchas familias de toda Venezuela.

En un primer momento cuando llevó a su pequeña para que fuera atendida le dijeron que no podían dejársela porque no había lugar en la sala de emergencia. El recinto no solo es pequeño sino que casi siempre permanece colapsado.

El caso de la hija de la señora Lobo es complicado. Sufre de un derrame en el corazón producto de un tumor que le apareció en medio del pecho. «Pero que no me la dejaran ni siquiera en el área de emergencia es muy grave2, relata la mamá que conversó este martes 18 de febrero con Radio Fe y Alegría Noticias.

La niña «estaba cianótica, se estaba poniendo morada». Pero por la falta de médicos y por el congestionamiento de la emergencia no la pudieron atender. El pronóstico era más que reservado. El dolor en el pecho era muy grande. Tanto para la pequeña como para su madre.

Sin embargo, la buena «mano de Dios» ha estado con esta familia. Pese a que en el hospital tampoco funciona el servicio de hematología, la chama va en franca recuperación.

La señora Lobo no escatima elogios para las enfermeras y los doctores de este centro de salud. «Pese a que ganan, incluso, hasta por debajo del salario mínimo, lo hacen con mucho cariño». Esta vocación de servicio y de atención es lo que ha permitido que niños como la protagonista de esta historia se vaya salvando «y eso hace que uno pase por alto esos detalles tan feos».

Pero el no funcionamiento del servicio de hematología complica otras cosas para las familias que a diario llegan al J. M de los Ríos. Tal es el caso de los exámenes hematológicos que no pueden hacer allí. «Un examen te puede salir en 300 mil bolívares pero la mayoría de las veces las madres que vienen del interior del país no pueden pagarlos», dice la madre.

Al enfermo le falta hasta un tobo de limpieza

Al hospital enfermo que entrevistó nuestro compañero Oswin Barrios en su trabajo especial le hace falta de todo.

Dice la señora Mary que los baños no tienen agua, que las pocetas no sirven y que las camillas donde acuestan a los pacientes no tienen sábanas. Tampoco hay material descartable ni reactivos para las quimioterapias.

Tampoco sirve el servicio de radiología ni las ambulancias, según su testimonio.

Además, en las habitaciones donde reposan los enfermos «están llenas de zancudos». En otras áreas se palpa la contaminación porque tampoco hay insumos para su limpieza y depuración.

La política pa’ fuera

Mary Lobo recomienda que se saque a la política de este asunto. Y por eso se pregunta ¿cómo es posible que no se hagan las diligencias para conseguir los transplantes de médulas sabiendo que hay niños que si no los reciben se van a morir?

Y la historia reciente no la contradice. Ha visto morir desde mayo hasta la fecha a 4 niños por falta de transplantes.

El Gobierno nacional alega que debido a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la unión Europea no se han podido comprar estos requerimientos, material médico quirúrgico y medicamentos. Pero la señora Lobo dice que «eso es mentira».

También interpela a las autoridades al preguntarles «¿por qué no dejaron entrar a la CIDH para constatar la situación del hospital si todo estaba bien?»

Recientemente desde la AN se anunció que la comisión de Desarrollo Social iba a atender algunos casos de este centro de salud. Pero la mamá advierte que «si no dejan que una ong dé ayudas alimentarias y medicinales mucho menos van a dejar entrar a estos señores».

Por eso cree que meter la política en este caso no ayuda para nada. Por otro lado, critica que se «malbaratan los dineros haciendo marchas, contratando tarimas y nuestros hijos se mueren… recibiendo quimioterapias».

Al final, esperando que sus palabras no caigan en el olvido, llama a todos «a que se pongan en nuestro lugar» porque para ella como para muchas madres «es duro y fuerte tener a un niño con una enfermedad y también es duro y fuerte no contar con soluciones del gobierno».