El día del venezolano ejemplar

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Imagen: cortesía

Para Geraldino Barracchini, párroco de la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria ubicada en Caracas, José Gregorio Hernández es el venezolano que todos pueden aspirar ser.

“El hombre religioso, el hombre que también, de una u otra manera, cumple con su función como profesional, como ciudadano, el venezolano posible”, dijo a Radio Fe y Alegría Noticias.

Pero también asegura que el Beato, exaltado a los altares el 30 de abril de 2021, es el signo de la esperanza y la reconciliación de los venezolanos, independientemente del credo religioso, condición económica; inclusive hasta de la afiliación política. Un árbol centenario al que aferrarse en tiempos de crisis y pandemia.

Este 26 de octubre se celebra la primera fiesta litúrgica de José Gregorio Hernández, mejor conocido como «el médico de los pobres», luego de que la Congregación para el Culto Divino estableciera esa fecha como el día de su celebración, que casualmente coincide con su nacimiento.

Así lo dio a conocer el cardenal Baltazar Porras, quien dijo el pasado 5 de marzo que solicitaron al Vaticano que la fiesta litúrgica del doctor José Gregorio Hernández se lleve a cabo cada 26 de octubre.

“Acabamos de estar en la Congregación para el Culto Divino, presentando los textos para la Misa. Hemos solicitado que la fiesta litúrgica sea el 26 de octubre, que es su fecha de nacimiento y no lo que se suele hacer, que es utilizar la fecha de su muerte”, refirió Porras en ese momento.

Luego, 19 días después, el propio cardenal Porras dio la noticia de que se había aprobado la petición, fue cuando quedó establecido como su día de celebración dentro de la religión católica, algo inusual en la Iglesia.

Magdaleno Álvarez, párroco del santuario del Niño Jesús José Gregorio Hernández, localizado en Isnotú estado Trujillo, explicó a Radio Fe y Alegría Noticias que esta situación atípica se dio ya que el 29 de junio, día de la muerte del doctor, se celebraba la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, “por lo tanto no era conveniente dejarlo para esa fecha y se colocó el día de su nacimiento”.

El milagro

En el mes de abril de 2020 la Comisión Teológica del Vaticano aprobó el milagro de José Gregorio Hernández en la curación de la adolescente Yaxury Solórzano, quien se recuperó luego de haber recibido un impacto de bala en la cabeza durante un asalto.

El 10 de marzo de 2017, Solórzano, que en ese entonces tenía 10 años de edad, recibió un disparo en la cabeza en un atraco cuando intentaban robar la moto de su padre.

Según el parte médico la niña sufrió “una marcada pérdida de masa encefálica, de sangre y huesos” (…) “En caso de sobrevivir, quedaría con discapacidad motriz, lingüística, pérdida de memoria y de la visión”.

Sin explicación científica, Yaxury Solórzano fue dada de alta y salió del hospital completamente sana a los 20 días, caminando y hablando con normalidad.

Finalmente, el pasado 19 de junio de 2020, el papa Francisco autorizó el proceso de beatificación del “médico de los pobres”.

De acuerdo con el monseñor Baltazar Porras, la beatificación llegó en un momento “particularmente oportuno”, en referencia a la pandemia cuyo saldo de fallecidos por la COVID-19 había dejado 1.500 muertos en las últimas 53 semanas en Venezuela.

«No hay mejor bálsamo que recurrir a la intercesión del médico de los pobres», expresó el 24 de marzo de 2021.

Cumpleaños en su pueblo natal

El trujillano, especialmente el isnotuense, vive con fervor y alevosía cada 26 de octubre.

Magdaleno Álvarez dice que es casi obligatorio celebrar la memoria del beato en todo el estado y en todos los templos con las oraciones del día.

“Tradicionalmente la comunidad recibe centenares y miles de peregrinos todos los años, por supuesto que el tema de la pandemia nos ha afectado en ese sentido (…) Hay misas durante todo el día, pero hay una misa central que se realiza a las 10:00 de la mañana. Hay actos de todo tipo, culturales, civiles, como el canto del Cumpleaños, Las Mañanitas, actos civiles por parte del Consejo Municipal, del Consejo Legislativo y por supuesto los actos litúrgicos que son para nosotros muy especiales”, explicó.

El párroco del santuario del Niño Jesús José Gregorio Hernández indicó que este año además realizarán la segunda procesión con la imagen de José Gregorio Hernández, acto que no estaba permitido hasta que fuera beatificado.

“No se permitía porque él no era beato, ahora vamos a realizar la segunda procesión en su pueblo natal. Recorridos con la imagen en carrozas sí se hacían, pero la veneración oficial de la Iglesia hacia una imagen que nos recordara a José Gregorio Hernández no se podía hacer, ahora sí”, acota Álvarez.

Destacó que a diferencia con años anteriores en esta ocasión se efectuará una misa propia del “médico de los pobres”. “Va a ser trasladada una nueva imagen de él, junto con la reliquia, hasta el lugar donde se realizará la misa, después en la tarde habrá una procesión”.

Magdaleno Álvarez enfatizó que los actos para celebrar la memoria de José Gregorio Hernández se ejecutarán con medidas de bioseguridad. “Seremos muy cuidadosos (…) Los espacios del santuario estarán abiertos, se celebrará la misa para que la gente pueda participar y no se aglomere”. 

Respecto a la misa central dijo que la harán para un grupo de unas 200 personas máximo.

Boceto hecho por Mons. Jorge Villasmil

La Iglesia que lo conoció

En el pueblo de Isnotú hay dos templos y una pequeña capilla: el del santuario dedicado al Niño Jesús y el de la parroquia consagrada a Nuestra Señora del Rosario, pero hubo un tercero.

En un artículo publicado por Magdaleno Álvarez relata que este tercer templo fue construido por las mismas personas que habitaban Isnotú en el año 1847, 17 años antes de que naciera “el médico de los pobres”.

“Dedicado a Nuestra Señora del Rosario, estaba ubicado en el espacio que hoy es la plaza José Gregorio Hernández; entre la plaza Bolívar y el nuevo templo parroquial”, indica Álvarez en su texto, basado en varias descripciones de ese tercer templo en los libros parroquiales de la época.

“Una capilla de palma sobre horcones en muy buen estado la madera, con veintiocho varas de largo y nueve de ancho, con su sacristía respectiva y presbiterio, con cuatro puertas, una de frente, dos colaterales y una de sacristía pintadas y en buen estado, con dos rejas también pintadas”. 

“(…) Un poste de mampostería para colocar el lebrillo que sirve para depositar el agua bendita para uso de los fieles. Dos banquetas para el coro y un atril alto para el misal del coro, cuatro mesas, una de credencia en el presbiterio y otra en la sacristía, dos pequeñas, una en el bautisterio, una silla presbiteral. Un baúl para guardar los ornamentos…», se lee en el inventario que describe las imágenes de la virgen y otros objetos el 29 de diciembre de 1865.

Para la fecha José Gregorio tenía un año de edad, pues había nacido el 26 de octubre de 1864. 

Cortesía

El hombre que padece

Magdaleno Álvarez tiene un concepto claro del “médico de los pobres”, un hombre que sufrió mucho, pero que se superó.

De acuerdo con los resultados que arrojan sus investigaciones, José Gregorio Hernández quedó huérfano a los ocho años de edad, y vivió separado de su familia entera por más de ocho años cuando partió a Caracas.

Ya estando en la ciudad capital enfermó y casi muere. Añade que ya de médico se le morían sus hermanos “casi en sus manos”.

También enfermaba mucho. “Él intentó estudiar para ser monje y no pudo por su salud, sufrió, por eso decía que fue un hombre de carne y hueso con un espíritu de amor por la vida, la familia, la patria, la Iglesia (…) Fue un hombre como todos nosotros, capaz de poner lo mejor de sí para superarse aunque haya problemas, dificultades, sufrimientos; muchas veces José Gregorio Hernández lloró, pero así mismo secaba sus lágrimas y seguía adelante”, dijo el párroco Álvarez.

Los libros lo describen como un hombre popular en su familia, entre sus estudiantes de medicina, entre colegas doctores y docentes de la Universidad Central de Venezuela, pero mucho más entre la gente humilde, ellos y ellas que acogieron su nombre y le pusieron José Gregorio a sus hijos porque querían que tuvieran una vida ejemplar, como la del isnotuense del bigote abultado, que llevaba un maletín negro.