Javier Contreras, politólogo y sacerdote jesuita, informó que el programa Reconciliación como Horizonte Común, tiene como misión construir la esperanza en Venezuela.
En una entrevista que ofreció al programa Punto y Seguimos, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias, Contreras indicó que es una iniciativa de la Compañía de Jesús y que para cumplir con ese objetivo hay que empezar a hablar de reconciliación.
“La reconciliación no alude a una unificación o a un encuentro social-ciudadano que se debe prescindiendo de la realidad: todo lo contrario. Es asumir la complejidad y los daños que hemos sufrido, los daños que nos hemos causado y solo con el punto de partida de la afectación en la realidad en la que vivimos, es que es posible construir la esperanza”, expresó.
Agregó que esa esperanza, con la que están comprometidos, es activa y “se hace día a día”, aunque resaltó que no es aquella que esperan a que otros les den, sino que es una construcción que se hace de forma colectiva.
“En ese modo de pensar la esperanza, entra la reconciliación, un ejercicio que demanda de todas las capacidades y de varios niveles político y social, además de la reconciliación interpersonal e intrapersonal”, afirmó.
Se fueron a las regiones
Detalló que la idea surgió del padre provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, Alfredo Infante, quien asegura que cualquier abordaje de las potencialidades apostólicas no puede hacerse exclusivamente desde Caracas. Con esa instrucción pensaron se pusieron a pensar en cómo optimizar los insumos y cómo acercarse a la realidad de las regiones.
“Lo hicimos a través de las redes apostólicas que forman los compañeros de misión que están presentes en las distintas regiones del país. Con ellos se ha trabajado, socializando en un primer nivel la propuesta”, detalló.
Sin embargo, cree que la parte más importante del ejercicio es conocer de primera mano cómo viven su realidad las personas que están en las distintas regiones, obedeciendo a una metodología que se utiliza para abordar los procesos de reconciliación, la cual tiene que ver con lo que llaman “enfoque diferenciado”.
“Esto nos permite acercarnos a los fenómenos de violencia, de ruptura de la cordialidad, del establecimiento de malas relaciones desde la óptica de un lugar determinado y de las interacciones que allí se dan. Solo reconociendo el valor del enfoque diferenciado podremos luego construir un marco común que identifique lo que a todos nos afecta, sin que allí se diluya lo particular de cada región y de cada zona. Ese es el espíritu con el que estamos trabajando en las redes apostólicas en las regiones en Venezuela”, explicó.
Lo que se ha encontrado el Programa Reconciliación
En cuanto a lo que han podido recoger en los testimonios de las personas en el interior del país, destacó tres cosas.
La primera es la necesidad de reconciliarse con la institucionalidad. “La gente lo que está manifestando es la conveniencia de volver a construir referentes sociales que nos ayuden a edificar una cordialidad sana, pensando en un país que se haga viable”, dijo el politólogo.
Otro elemento es la situación económica que deriva en un “momento de supervivencia” para muchos venezolanos.
“Es otra cosa que está en el tapete, el cómo está viviendo la gente la realidad tan dura desde lo económico, cómo se sienten tan golpeados emocional y físicamente por esta realidad, y cómo en esa realidad apuntan y quieren seguir apuntando, a no deshumanizarse”, explicó.
La tercer variable tiene que ver con la ciudadanía: cómo sienten desde las regiones el reto que se tiene como país de volver a construir la noción ciudadana, “que nos abra a la idea de las corresponsabilidades, de los deberes y derechos compartidos, que tienen que ser exigidos para que sean respetados”.
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