Al ex presidente francés Nicolás Sarkozy no le está yendo nada bien con la justicia de su país. Acaba de recibir una segunda condena en apenas 6 meses. La nueva sentencia lo penaliza por un año por el delito de financiamiento ilegal.
Este reciente caso tiene que ver con los recursos que gestionó y obtuvo para su campaña electoral de 2012. Pero los jueces han sido benevolentes con él. En vez de enviarlo a la cárcel, decidieron dar la orden de colocarle un brazalete electrónico que controle sus movimientos.
La medida es humillante para el ex mandatario, a decir de algunos de sus allegados. Sus abogados apelarán la decisión judicial. Alegan que «no firmó ningún recibo, ninguna factura, se ciñó a todas las restricciones, lejos de ser un candidato histérico e insaciable».
Por su parte, la Fiscalía General de Francia, en su requisitoria, le calificó de «candidato desenvuelto que pedía un mitin diario y shows a la americana».
El sonado caso ha sido bautizado como Bygmalion, según lo reseñan los medios internacionales. Así se llamaba su empresa de comunicación y eventos que que organizaba sus mítines en la campaña y que supuestamente disimulaba las facturas, enviándoselas al partido.
Según la sentencia, Sarkozy gastó casi 43 millones de euros cuando el techo legal de gasto es de 22,5 millones de euros. Con ese dineral organizó 44 grandes mítines en grandes salas frente a los 10 que pudo hacer su rival Hollande, con quien perdió, se lee en el expediente.
Antes también había sido condenado en el llamado ‘caso de las escuchas’ a tres años de prisión, por corrupción y tráfico de influencias en un controvertido veredicto. El ex jefe de Estado ha presentado recurso de apelación por lo que se encuentra en libertad.
Con información de El Mundo y La Vanguardia