Internos del retén de Guasina, en Tucupita, llevan aproximadamente tres meses metiéndole mano a una arcilla que descubrieron en una base de concreto sin uso a un costado de las instalaciones.
Trabajar en ella se ha convertido en su principal fuente de generar ingresos monetarios. Además, es la única manera de “despejar la mente”.
Ellos mismos sacaron sus dones de creatividad y diseñaron sus propias artesanías.
“Esto lo vendemos. Cuando vienen nuestras familias se los entregamos para que los vendan por nosotros. Es lo que hacemos. Claro, le ponemos ganas y corazón para hacer algo bonito”, expresó un joven.
Explican que para crear, necesitan disponer de mucha concentración y tiempo. También dependen del sol para secarlas.
Hacen vasijas, marcos decorativos para pared, jarrones, adornos colgantes y mucho más. Resaltan el apoyo mutuo que se dan; mientras unos moldean, otros la decoran y pintan, revelaron.
Aunque lamentan que no todo es sencillo. La carencia de algunos materiales hace que se vean limitados para continuar con diseños más avanzados.
«Nos hace falta cables o cobre. Eso nos sirve para los detalles en unos arbolitos que queremos hacer. También témperas. Ya con eso estamos hechos», cuentan.
Cada uno de ellos se ve enfocado en emprender a través de la creatividad y la artesanía. Por último, agradecen a Dios por la arcilla descubierta.
