La felicidad de la maestra Edgarlis

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Foto: cortesía.

En esos primeros mensajes que intercambia el periodista con su entrevistada, Edgarlis Contreras dejó claro que es muy feliz haciendo lo que hace, y de eso no todos pueden sacar pecho, mucho menos en un país como Venezuela que vive una Crisis Humanitaria Compleja de instalación lenta desde 2015.

Edgarlis es profesora en la U.E.P Juan Pablo II, ubicada en la Calle Los Manantiales, Sector Ojo de Agua, en el estado La Guaira, a unos 23 minutos del bullicioso centro de Caracas y a unos 34 minutos de las tibias olas del Mar Caribe.

Contó que, en ese colegio donde ahora trabaja, estudió preescolar y desde que se graduó como Técnico Superior Universitario en Educación Preescolar en 2019, su objetivo ha sido ese: ejercer su profesión.

“Estoy muy orgullosa de mí porque sé que todo mi esfuerzo día a día es reconocido”, indicó a Radio Fe y Alegría Noticias vía WhatsApp.

Recuerda que en el primer semestre de la carrera le dijeron a ella y a los demás alumnos que si tenían pensado hacerse millonarios o millonarias estaban en el camino equivocado.

“Desde entonces tengo muy claro que decidí seguir mi pasión por ver cada día el crecimiento de los niños y niñas, sus avances en cada aprendizaje, cómo desarrollan cada habilidad para resolver las cosas”, expresó.

La otra motivación de Edgarlis es su hija, Arantza. Como maestra entiende mejor el proceso educativo de su pequeña, cómo aprende a llamar las cosas del mundo, los números del 1 al 10, los nombres de los colores.

Contar las piedras

En la U.E.P Juan Pablo II nunca dejan de cumplir con su papel ante la sociedad que es el de formar ciudadanos, aunque no tengan ni marcadores ni borradores.

Para enseñar a contar a los pequeños organizan actividades en un parque muy cerca de la escuela y utilizan las piedras para familiarizarlos con los números.

Como tampoco tienen plastilina realizan una mezcla de agua y harina para crear una especie de masa, así los niños y niñas aprenden a moldear.

“Para poder hacer alguna actividad con pintura le pedimos de colaboración a los representantes los tres colores primarios y ya de ahí combinamos para los otros colores… También aceptamos que lleven cualquier cuaderno, así esté utilizado y tenga algunas hojas en blanco, porque lo más importante es que tengan dónde plasmar sus actividades”, agregó la maestra Edgarlis.

Dice que los niños y niñas de la U.E.P Juan Pablo II son muy expresivos, cariñosos, juguetones y aunque los profesores y profesoras trabajen prácticamente sin materiales, los pequeños son felices.

“Les encanta las actividades al aire libre y así sea con tener un simple lápiz, ellos demuestran que están contentos, emocionados”, aseguró Contreras.

No tener para solventar una comida

La maestra relató que ha vivido situaciones fuertes como no tener suficiente dinero para pagar un pasaje en camioneta, o para solventar una comida.

“Es difícil y triste que al estudiar y trabajar tanto al momento de cobrar no te alcancé sino para pasajes, ‘meriendas’ y cosas muy pequeñas”, refirió.

Pero una de las cosas que más le entristece es ver que los niños y niñas no puedan comer un plato de comida, que sus padres no tengan dinero siquiera para comprar una galleta.

Edgarlis relató que ha vivido situaciones fuertes como no tener suficiente dinero para pagar un pasaje en camioneta, o para solventar una comida.

“La crisis nos ha pegado a todos por igual”, dijo Edgarlis. Cuenta que, durante los momentos álgidos de la pandemia, en los que los colegios cerraron, tuvo muchos trabajos, uno de ellos fue el de vendedora en el mercado Cruz Verde de la Hoyada.

Tuvo otro como tutora de tareas dirigidas ayudando a dos niños, pero eso fue hasta el 2021, ahora solo cuenta con su esposo. Con lo que pueden reunir los dos compran lo necesario para aguantar hasta la próxima quincena.

En las palabras de la maestra Edgarlis no hay espacio para la revancha, el desgano, la antipatía; prefiere ver al futuro con esperanza al lado de su esposo, enseñándole a Arantza más números y más palabras, seguir moldeando con agua y harina los sueños de sus alumnos en la U.E.P Juan Pablo II, allí donde encontró la felicidad.