Diego Gutiérrez lo alternan entre segunda y tercera base. Pasó para quinto grado. Tiene 10 años y ese lunes 22 de julio me dijo que su sueño era ir a México. El estudio C del canal 11 fue invadido ese día por los chamos de la pequeña liga de Cacique Mara que obtuvieron el boleto de viajar al país azteca luego de quedar campeones nacionales en la categoría pre infantil. A Diego le brillaron los ojos cuando uno de los directivos me dijo con convicción y firmeza: vamos a ganar y te vamos a traer la copa para otro programa de radio y televisión.
Salieron. Esa misma mañana irían a la sede de la gobernación del Zulia a «perseguir» al gobernador para que prestara el apoyo económico. Era lunes. El torneo arrancaría el fin de semana siguiente. El primer juego era el domingo 28 de julio. Yo les di ánimo. Recordé al difunto presidente Hugo Chávez cuando siendo joven acarició la idea de ser pelotero de Grandes Ligas. Pensé que si fuera otra disciplina sería más complicado pero es béisbol y el comandante supremo era un apasionado de ese deporte por lo que supuse que la diligencias culminarían con la «ayuda» oficial requerida.
Me equivoqué. Para colmo de males ese día se registró el quinto mega apagón en el país desde aquel fatídico jueves 07 de marzo cuando ocurrió el primero. Las mamás y los papás pasaron toda la semana «rogando» la ayuda institucional. Nada. El viernes de esa semana tomaron la decisión de hacer maletas y viajaron a Caracas. Miraflores era la parada final. Desconozco los detalles precisos de ese periplo del fin de semana.
El sábado un mensaje de whatsaap interrumpió mi noche sin electricidad. «Rogelio mañana salen los primeros muchachos a México. Juegan contra Guatemala en la tarde. Conseguimos apoyo de un pelotero venezolano de Grandes Ligas». Que molleja de emoción. Lo demás es historia. 6 juegos. 6 triunfos. 6 momentos que jamás olvidarán esos chicos que estuvieron a punto de perder por «forfeit». Por ausencia.
El viernes en la mañana la tía de uno de los muchachos me escribió nerviosa que los chicos de Curazao, con quienes jugarían la gran final, parecían jugadores de basketbal. La tarde de ese viernes 02 de agosto llegó la esperada noticia: Venezuela ganó el Campeonato Latinoamericano de beisbol preinfantil.
En medio de la algarabía en la radio volví a recordar a Hugo Chávez y su famoso lanzamiento «rabo e’ cochino», cuando pichaba en la academia militar, con el que según él dominaba a los bateadores que no descifraban los constantes giros que hacía la pelota hasta llegar al mascotín del receptor, con la correspondiente sentencia del árbitro: strike. Eran otros tiempos. En este momento tenemos que cambiar de pitcher y de estrategia. El lanzador está agotado. Estamos a punto de perder el juego.