Migraciones climáticas y el alerta Panamazónico

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Imagen: Cortesía.

Por Marielys Briceño | Ecología Integral y Panamazonía

El día 23 de noviembre se llevó a cabo el tercer conversatorio sobre migraciones climáticas y cuidado de la Casa Común. Con este encuentro concluimos el ciclo de diálogos para la reflexión sobre los cambios climáticos y el cuidado de la casa común, en esta oportunidad enfocados en Brasil por ser el país con mayor área de territorio panamazónico.

Haití, en el ojo de acontecimientos naturales, un motivo para migrar al Brasil

John Kelly Monacé, haitiano y colaborador del SJMR en Belo Horizonte. Foto: Capture.

Jhon nos explica que Haití es proclive a experimentar de forma natural una diversidad de fenómenos ambientales. Por su localización en el centro del Mar Caribe, se encuentra en la ruta de  huracanes y tormentas tropicales. Por localizarse próximo a la intersección de las placas tectónicas de norteamérica y El Caribe, es proclive a ser afectado por sismos y terremotos. A estas condiciones naturales, se suma la deforestación que practicaron durante años y que expone el suelo a situaciones de erosión, contribuyendo al calentamiento global y al mayor nivel de impacto de los fenómenos naturales.

La historia migratoria de Haití más allá de sus fronteras, se sitúa a partir del año 1912.  Desde entonces, la salida de haitianos ha ido aumentando. Expone que, según datos del Ministerio de Haitianos Viviendo en el Exterior, en el año 2013 había entre 4 y 5 millones de haitianos viviendo en el exterior, una cifra significativa considerando la población total, con poco más de 10 millones de habitantes para ese mismo año. Esa cifra adquiere más relevancia cuando se piensa en las remesas que llegan al país producto de los esfuerzos de los migrantes, una contribución del 36% del PIB de Haití.

La sucesión de fenómenos naturales en Haití en un contexto sociopolítico inestable y desprovisto de políticas preventivas y proactivas para atender las situaciones de emergencias y desastres naturales una vez sobrevenidas, genera en el momento, pérdidas de vida y de bienes materiales y simbólicos de la población. Con el pasar de los días, los efectos del fenómeno natural se agravan por la pérdida de casas, la falta de oportunidades de empleo, sin condiciones para asistir a la escuela y en medio de un clima de inseguridad generado por secuestros, conflictos entre bandas y violaciones de derechos humanos.

Estas realidades sin una estructura estatal básica que les de soporte, y sin la consciencia y acatamiento de normas mínimas de seguridad en la construcción de las viviendas, por ejemplo, van progresivamente sumiendo en la miseria a las poblaciones afectadas, por la incapacidad de generar medios de subsistencia.

Ante este escenario, las opciones posibles son sobrevivir en las mayores condiciones de precariedad y de vulnerabilidad, o emigrar, en iguales condiciones, pero albergando esperanzas de encontrar mejores oportunidades de vida, para quienes quedan y para quienes parten, muchas veces siguiendo rutas peligrosas, a merced de traficantes de personas y todo tipo de riesgos asociados a esta forma de movilidad humana.

Haitianos en Brasil:

Basado en sus estudios, Jhon Monacé, identifica una variación en las rutas de destino de los haitianos, tradicionalmente orientada hacia el norte global. A partir del terremoto de 2010, las migraciones haitianas dieron una virada hacia el sur de América. Chile por ejemplo, reportó menos de 1800 haitianos en 2014, más de 44.200 en 2017 y 120.000 en 2018 (OIM, 2018). Brasil, tuvo una entrada importante entre 2014 y 2016, con una estabilización entre 2017 y 2018. Jhon señala las rutas de entrada a Brasil, identificando a Curazao, Venezuela, Guyana Francesa, Perú, Colombia y Panamá. Según su investigación, 2.640 haitianos se encuentran en el estado de Bahía y 4.221, en el estado de Minas Gerais, de los cuales, el 62%, está concentrado principalmente en la región metropolitana (MONACÉ, 2021), en donde Jhon presta servicios a través del Servicio Jesuitas a Migrantes y Refugiados.

Su trabajo de investigación sobre la situación de escolaridad de 1.280 haitianos, le permitió identificar la predominancia de haitianos campesinas en Brasil, con dificultades para realizar estudios superiores, una diferencia respecto a las élites haitianas que migran hacia el norte global. Esta realidad aumenta el trabajo precarizado en Brasil y aleja las posibilidades de tener mejores condiciones de vida.

Jhon Monacé también hace referencia al Visto Humanitario temporario, como mecanismo adoptado por Brasil para autorizar la residencia de haitianos y apátridas afectados por calamidades de grande proporción o situación de desastres ambientales en la República de Haiti.  Este mecanismo ha sido recientemente renovado mediante Portaria Interministerial MJSP/MRE nº 29, de 25 de abril de 2022 y estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2022, por lo que los haitianos que lleguen podrán hacer uso de esta portaría para permanecer sin problemas en Brasil hasta finales de año. Para Jhon, sería interesante tener a los haitianos como refugiados por causas ambientales y de la inseguridad pública relacionada.

Estar preparados hace la diferencia

George Vitoriano De Almeida – Coordinador de Defensa Civil (Codecipe) de la Secretaría Ejecutiva de Defensa Civil del estado de Pernambuco. Foto: Capture.

Tal como el Coronel George Vitoriano nos explica, los desastres naturales son recurrentes en todo el litoral del estado de Pernambuco, principalmente como consecuencia de las lluvias. A las emergencias causadas por las lluvias, según explica, le siguen las emergencias causadas por la sequía; y sobre estas emergencias, se advienen también las emergencias producidas por los derrames de petróleo. Estos escenarios generan pérdidas de vida, de casas, de escuelas y desplazados hacia otras regiones periféricas de los centros urbanos; todas situaciones conocidas y previsibles frente a las cuales debemos estar preparados.

¿Quiénes deben estar preparados?

El Coronel usa un eslogan “Defensa civil somos todos”, una expresión que incluye al Estado; pero también a la sociedad civil y al sector empresarial. En esta sinergia entre actores, deben ser especialmente consideradas las orientaciones de las normativas internacionales.

Una acción concreta del trabajo de Defensa Civil de Pernambuco, fue el diseño del Manual para la Prevención y Actuación en casos de emergencia, cuyo objetivo es orientar las actuaciones de forma integrada, articulada y planificada en Pernambuco en cuanto a todas las fases teniendo como foco los periodos de lluvias.

El manual contiene las indicaciones procedimentales necesarias para prever los efectos de los fenómenos que son cíclicos, principalmente en la región metropolitana, azotada por fuertes inundaciones. Gracias a este manual ha sido posible aminorar los efectos de las inundaciones por el trabajo preventivo que compromete a todas las coordinaciones a adoptar las medidas preventivas necesarias parjustifya la disminución del impacto de estos fenómenos en la población.

El Ministerio Público tiene un papel importante en sus funciones de fiscalizador de las acciones que cada organismo debe realizar a efectos de esa prevención. Esta fiscalización se realiza sobre las tareas de gestión y planificación de cada entidad. El Coronel en tal sentido destacó las labores de las secretarías de gestión de riesgos, las cuales asumen sus compromisos, articulados con Defensa Civil. A este trabajo también se han sumado las fuerzas militares y policiales para atender a la población afectada una vez experimentado el desastre, garantizando la atención con calidad y rapidez a las poblaciones afectadas.

Las acciones también comprenden la intervención del Sistema de Acción Social, para apoyar en los casos de recuperación psicosocial, así como la articulación con otras unidades de Defensa Civil de otros estados y sus respectivas fuerzas armadas, secretarías de gestión estadales y municipales y la sociedad civil, porque, como él dice «Defensa Civil, somos todos!».

Estar preparados hace la diferencia

Sandra Silva, experta en el área de salud. Foto: Capture.

Sandra trajo a este último debate su experiencia vivida y sentida en la gestión de desastres. En su relato comparte su propia experiencia de damnificada cuando era niña y la experiencia de actuación solidaria junto a un grupo de voluntarios en recientes situaciones de desastres en Recife.

El diálogo de Sandra nos lleva a una reflexión importante por la “justicia socioambiental”. Ella advierte que los niveles de mayor riesgo de pérdida de vida humana y materiales, están en las poblaciones socialmente más deprimidas, aquellas que viven en las periferias de las ciudades, en casas de estructura inestable y próximas a corrientes de agua, por ejemplo. Con una fotografía de autoría propia, ella muestra las dos perspectivas, la ciudad opulenta con altos y bien estructurados edificios y la perspectiva periférica, ambas perspectivas, unidas por un puente.

Con sus palabras, Sandra también valora los aportes de los equipos de voluntariado que anuncian la llegada de las lluvias, y felicita a los órganos oficiales por el trabajo de advertir la llegada de las lluvias para que la población esté atenta a los acontecimientos.

A través de su relato, nos trae su propia experiencia de cuando era niña en el año 1975, los cuales marcaron su vida y la hacen sensible a la causa, por respeto al luto, a las pérdidas de todo tipo, muchas de ellas cargadas con elementos simbólicos. De ahí la importancia de asumir con responsabilidad social y empatía estas situaciones, porque no estamos exentos a experimentar situaciones como estas.

Sandra se pregunta, cómo hacer para prevenir estas situaciones y cómo los gobiernos pueden trabajar en función de garantizar la igualdad social, donde los menos favorecidos son expuestos a todo tipo de pérdida. Finalmente Sandra hace otro cuestionamiento, ¿será que existe unidad entre sociedades?, ¿entre academia y sociedad?, ¿entre academia-sociedad-órganos gubernamentales? Ella percibe que a veces existen muchas barreras para garantizar la seguridad de los habitantes en estos contextos.

Jhon Vargas, venezolano de la etnia Warao. Foto: Capture.

Jhon nos trae su experiencia en cuanto a los efectos de las actividades de minería, que vierten sus desechos químicos al Río Orinoco, produciendo la muerte de sus peces y las enfermedades de los Warao en los caños del río. Una motivación para migrar.

Por el cuido de la Casa Común

Como obras de la Compañia de Jesús, reunidas en esta oportunidad para desarrollar estos diálogos, agradecemos a quienes participaron en estos encuentros. Sin duda la justicia socioambiental plantea muchos desafíos, nuestro compromiso sigue en pie, por las personas y por la Casa Común que habitamos, cada quien desde su dimensión de acción, enfocados en visibilizar esta situación y promover la adopción de experiencias como las presentes a lo largo de los encuentros, ya sea para prevenir, para planificar o para pensar mecanismos de protección.

Llegamos al final de estos diálogos constatando la interrelación entre Migraciones y Cuidado de la Casa Común, reconociendo la necesidad de continuar trabajando por la visibilidad de esta realidad que muchos persisten en disociarla.

Porque como dice la celebre frase del Papa Francisco en el documento Laudato Si, TODO ESTÁ INTERLIGADO.