Robos y violaciones podrían provocar enfrentamientos entre yukpas y wayúus de Machiques

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Foto: Archivo

El robo de ganado se ha convertido en uno de los delitos más perversos en el municipio fronterizo Machiques de Perijá, estado Zulia. Un delito que no sólo deja en ruinas productores agropecuarios, sino también siembra terror en las comunidades, con violaciones y muertes, alterando la paz, tranquilidad y convivencia en sus habitantes.

El pasado martes 22 de enero se registró un hecho abominable en el sector el Llano del municipio Machiques: en horas de la tarde de ese día, un grupo armado de 40 hombres encapuchados irrumpieron en la finca La Reina y Macoita para robar el ganado, informó el director del Despacho Sierra y Cordillera Andina del ministerio indígena, Leonardo Romero, quien aseguró que no sólo se robaron unas 300 reses: también violaron a dos adolescentes de la etnia Wayúu; una de 16 y otra de 17 años.

Romero añadió que allí se está viviendo un ambiente de zozobra, a raíz del robo de ganado y acciones ilícitas cometidas por una banda que está plenamente identificada por los sectores y las fuerzas vivas de la entidad. Según él, estos hechos no son nuevos para las cuencas y comunidades indígenas de la Sierra de Perijá.

Contó que los delincuentes también se llevaron bienes como televisores, DVD, motores, ventanas; aún se desconoce la cantidad pérdida.

Pero no sólo se conformaron con eso, también golpearon a los trabajadores de la finca que viven en la comunidad y pertenecen a la etnia wayúu. “Maltrataron al señor José González, a su esposa, a sus hijos y a dos muchachas adolescentes quienes fueron violadas”, denunció Romero.

“El grupo vandálico abusó sexualmente de dos menores pertenecientes a la etnia wayúu, una estaba embarazada de cuatro meses», detalló. «En medio de esta tragedia, un niño de nueve años que se encontraba en la finca durante el hecho, logró escaparse y poner al tanto a la comunidad. De inmediato los hermanos Wayúu actúan en búsqueda de los delincuentes y le dan enfrentamiento a esta banda, en donde logran capturar al joven José Opikuko Romero, de la etnia Yukpa y de 19 años de edad».

«El joven fue identificado por la comunidad enardecida y llena de ira y procedió a lincharlo. Una medida que tomó la comunidad y que nosotros como institución no estamos de acuerdo con estos hechos de violencia, lamentamos lo ocurrido», expresó. «Las fuerzas vivas se hicieron presentes; el CICPC y la GNB se hicieron presentes para realizar las investigaciones, y tomar evidencias, experticias y necropsia de ley».

Asimismo, comentó que «los hermanos wayúu» de los sectores Macoita, Apón y el Llano «están bastante molestos y conmovidos por lo ocurrido», por lo cual «en estos momentos funcionarios de la GNB custodian la zona para evitar posibles enfrentamientos entre la etnia wayúu y yukpa, ambos pueblos originarios que habitan en la cuenca».

Ante estos hechos violentos, las autoridades del ministerio indígena convocaron a una reunión de urgencia con los caciques de la cuenca Apón para abordar el tema de la seguridad y a su vez que surjan propuestas desde las propias comunidades y «podamos dar solución a esta realidad, que tanto ha afectado la paz y convivencia de los indígenas».

Caciques piden custodia de la GNB

Por su parte, frente a este suceso, caciques de la cuenca Apón de la Sierra de Perijá denunciaron el asesinato de un joven de la etnia yukpa de nombre José Opikuko, de 20 años de edad perteneciente a la comunidad de Karetru, quien habría participado en el hecho. En una reunión improvisada, realizada en la plaza Bolívar de Machiques, caciques de la parte alta bajaron al centro de Machiques para exigir a los órganos del Estado el resguardo y mayor seguridad en las comunidades originarias ante posibles enfrentamientos.

«Sus padres están conmovidos por esta situación», señaló el cacique Sherepta Leonel Romero. «Siempre suceden estos eventos cuando no se manejan políticas claras dirigidas a las comunidades indígenas; cuando no se tiene empleo para mantener al hogar».

Añadió que no tienen conocimiento cómo ocurrieron los hechos. «Hemos escuchado que fue maltratado de manera sangrienta, pero no sabemos cómo fue su muerte; no sabemos quienes participaron: la comunidad del Llano sabe que ellos fueron a robar animales», agregó.