“Que Guaidó no esté en el poder no quiere decir que no ejerza”

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Juan Guaidó ha montado un "centro de gobierno", a pesar de no poder llegar a Miraflores. ¿Tiene sentido? Foto: Archivo.

Mientras algunos sectores de la oposición cuestionan la creación de un «centro de Gobierno» por parte de Juan Guaidó, la politóloga Ana Parra cree que ha sido una buena jugada.

Parra, jefe analista político en IURISCORP, argumenta a Radio Fe y Alegría Noticias que este centro que lidera Leopoldo López no es más que un equipo para coordinar y asesorar al líder opositor en la toma de “decisiones estratégicas”.

Sobre la designación de un ministro de Defensa, que exigen desde hace meses líderes opositores que al parecer se divorciaron de Guaidó tras meses de apoyo, Parra cree que no tiene mucho sentido: “¿qué va a pintar un ministro de Defensa que Juan Guaidó no?”.

¿Qué es un “centro de Gobierno” para una figura política reconocida como presidente por más de 50 países, pero que aún no toma el poder? ¿Tiene algún sentido?

Un centro de gobierno es prácticamente la institución que brinda apoyo estratégico de planificación a la cabeza que está en el poder Ejecutivo, que en este caso es el presidente (Juan Guaidó). Su papel es más de monitoreo, comunicación, coordinación, de mantener una vista sistemática y estratégica dentro del accionar del Gobierno.

Que Guaidó no haya tomado el poder en Venezuela no quiere decir que no esté ejerciendo algún tipo de poder principalmente fuera de las fronteras venezolanas. Cuando eres reconocido principalmente por Estados Unidos tienes que mantener una vista estratégica dentro de las funciones del Gobierno, entonces claro que le veo sentido que tenga un gabinete designado que lo ayude a la toma de decisiones estratégicas, porque ese es el papel de un centro de Gobierno: decisiones estratégicas marcando prioridades; de coordinación dentro de todo lo que significa la estructura de Gobierno y administración de Juan Guaidó.

Algunos sectores de la oposición que parecen haberse divorciado de Juan Guaidó, han pedido desde hace meses la designación de un ministro de Defensa, que presuntamente podría coordinar con fuerzas extranjeras una coalición militar para derrocar a Maduro. ¿Serviría esto para algo?

No le veo mucho sentido a que se designe un ministro de Defensa, porque si a eso vamos un ministerio de Defensa es ya un organismo, en este caso hablaremos de una persona, que se encarga de organizar y dirigir las Fuerzas Armadas y todo lo que tiene que ver con estrategia militar. Y qué militares o qué fuerzas vas a dirigir.

No tienes ni siquiera unas Fuerzas Armadas que reconocen en su totalidad a su Comandante en Jefe que sería Guaidó, ¿por qué vas a poner a un ministro de Defensa si no tienes a nadie? Muy pocos militares que dirigir, que son los disidentes. Ya cuando hablamos de una intervención militar, porque haces esa relación, yo no veo que las dos cosas estén relacionadas. Si una potencia extranjera decide incursionar dentro del territorio venezolano, ¿qué va a pintar un ministro de Defensa ahí que Juan Guaidó no pueda hacer?

Ya tenemos a septiembre aquí y no parece que esté cerca el “cese de la usurpación”. ¿Fracaso para Guaidó?

Es muy prematura decirlo, es irresponsable, porque no sabemos qué va a pasar de aquí a que termine el año. No puedo cantar ni afirmar que Guaidó ha fracasado cuando no ha llegado diciembre, y también él mismo dijo que hasta que no logre el cese de usurpación seguirá en el cargo de presidente interino.

A pesar de que él pudo haber dado un tiempo específico para el cese de la usurpación (2019) no creo que podemos llamarlo fracaso, principalmente porque no hemos llegado a finales de año y porque las cosas pueden cambiar extremadamente rápido, como pasó con FARC y la vuelta a las armas: eso cambia el panorama venezolano de alguna u otra manera; no sabemos cuál será la incidencia en el resto del conflicto y cómo va a evolucionar.

No puedo decir que ha fracasado, no me atrevería a afirmarlo.

En una entrevista anterior me dijiste que Guaidó aún no había sido “cancelado”. ¿Ahora qué me dices?

Hay que ver qué es lo que entiendes como cancelado. Muchas personas dicen que Guaidó no está haciendo nada, que estamos en lo mismo; eso hablando de una perspectiva de ciudadanos que exigen cambios y creo que es totalmente válido, y los venezolanos tienen una visión cortoplacista de las cosas. Pero hay una parte grande de la población que lo sigue apoyando a pesar de todo. A pesar de que su nivel de aprobación bajó un porcentaje desde enero, Guaidó sigue teniendo aprobación dentro de la población venezolana. Hace como un mes era más de 50 %. No creo que haya sido cancelado en definitiva, solo que la gente está ansiosa y urgida de un cambio y se lo están exigiendo a él. Pero no considero que esté cancelado.

Maduro debilitado

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Tras meses de intensa presión internacional, ¿Maduro empieza a respirar? Foto: Archivo.

Tras la juramentación de Guaidó como presidente interino, apoyado en el artículo 233 de la Constitución, y el reconocimiento posterior de más de 50 países, Nicolás Maduro entró en una fase de presión internacional que jamás había tenido desde que fue elegido presidente en 2013.

Sin embargo, siete meses después luce cómodo en televisión nacional afirmando que las únicas elecciones que habrá próximamente serán para elegir nuevos diputados.

Parra lo ve de otra manera. Para ella el “régimen” nunca había estado tan debilitado como ahora, y por eso Maduro no saldrá ileso de este 2019, aunque conserve el poder.

De seguir en el poder, ¿podríamos decir que Maduro salió ileso del 2019?

No sabemos qué va a pasar en los próximos meses, pero si hablamos de ahora, finales de agosto de 2019, Maduro no salió ileso en lo absoluto. El “régimen” de Maduro nunca ha estado más débil, nunca se ha mostrado tan quebrantado, tan fraccionado internamente.

Estamos ante un escenario sin precedentes: nunca había existido la figura de un presidente interino conocido por casi toda la totalidad de los estados democráticos; nunca había existido tanta presión por parte de Estados Unidos con las sanciones, las demandas de la comunidad internacional para que haya un cambio.

Pero Maduro no salió ileso: tiene muy poca legitimidad tanto nacional como internacional. Tiene presiones internar increíbles, presiones externas, están ahorcados económicamente. Por eso están sentado en una mesa de negociación porque les interesa que la sanción se levante, y si comparamos la actuación del “régimen” el año pasado, si existiera un Juan Guaidó ya estuviese preso. Pero Juan Guaidó sigue en la calle y no han atentado contra su seguridad todavía, entonces no creo que haya salido ileso. Una cosa es que esté en el poder, lo que para él es una ganancia, pero a todo lo demás se le resta muchísimo, así que no: el “régimen” está cada vez más débil y la presión internacional va a aumentar y eso hace que sea mucho más débil. No creo que para nada que salió ileso.

En una entrevista publicada en New York Times, Elliot Abrams, enviado para Venezuela de la Casa Blanca, dijo que para que Estados Unidos reconozca unas elecciones en Venezuela no pueden haber en la boleta los nombres de Maduro o Guaidó. ¿Cómo se debe interpretar esto? ¿Un giro en la política de Trump a Venezuela?

Mucha gente, precisamente en Twittter, interpretaron esa declaraciones como si fuesen un regaño por parte de Estados Unidos a Guaidó, o como si se hubiese retirado el apoyo, y a mí no me parece. Ni siquiera pienso que haya sido tan relevante esa narrativa de Estados Unidos porque siguen esa línea, entre comillas institucional, y tratan de venderse un poco balanceados mientras piden a Maduro que se vaya. Le dan garantía: ok yo no quiero que tú seas candidato, quiero que te vayas, pero tampoco dejaré que Juan Guaidó lo haga porque si presentas tu candidatura tienes que separarte de tu cargo y creo que es totalmente entendible.

No entiendo por qué es un giro en la política de Trump a Venezuela, porque siguen apoyándo y declarando a favor de Juan Guaidó; siguen insistiendo en que quieren un cambio, porque es un interés geopolítico que exista un cambio dentro de Venezuela. Lo único que se dejó ver es que Juan Guaidó es una figura prescindible dentro de la estrategia de Trump, pero no lo veo como un giro en su política, o como si hubiesen eliminado el apoyo.