El último decreto, de mayo pasado, fijó la tarifa del pasaje en 300 bolívares que con el paso del tiempo ha quedado devaluado.
A juicio del alcalde de Maracaibo, Willy Casanova, esto es «por la situación económica que vive el país que evita controlar que se mueva constantemente el costo».
“El pasaje no se puede quedar estático, porque si no, no se presta el servicio. Cuando llegamos en el 2018 no había transporte público”, ratificó Casanova.
Gremios transportistas insisten en que la tarifa establecida es de 7 mil bolívares, pero los usuarios denuncian que “el alto costo del pasaje golpea duramente su bolsillo”.
Crisis que aumenta
La escasez de unidades, el costo del pasaje y la dificultad para conseguir dinero en efectivo, trajo la proliferación de las populares chirrincheras, cavas, camiones y carros particulares para resolver, de alguna manera, esta crisis.
Los “conductores independientes”, que legalmente no están autorizados para prestar el servicio, ven la posibilidad de tener un ingreso adicional y, además, en efectivo.
Mientras que los usuarios se ven beneficiados porque tienen en qué movilizarse.
Sin embargo, dichos conductores no se sienten obligados a cobrar el pasaje según lo establecido en la ley. Actualmente un pasaje en Maracaibo cuesta entre 10 y 15 mil en rutas cortas y largas.