La mayoría del chavismo ha logrado consensuar, en primer lugar puertas adentro, una nueva directiva para el Consejo Nacional Electoral (CNE). Dado que las fuerzas de oposición no tienen representación en la Asamblea Nacional electa en 2020, sabemos poco o casi nada de cómo transcurrieron las discusiones durante este mes de agosto que concluyeron con la votación el jueves 24 de agosto.
Lo que sí sabemos o podemos inferir, tras conocerse los nombres y saber el historial de quienes lo integran, es que el chavismo apuesta a dos estrategias. Si logra que ambas cumplan con su finalidad, con éxito, eso podría garantizarle el poder a Nicolás Maduro por otros seis años.
Básicamente la nueva directiva del CNE busca desalentar a los votantes no chavistas y dividir a la dirigencia opositora democrática. La designación de Elvis Amoroso como presidente del CNE simboliza la apuesta oficial por incentivar la abstención.
El chance de perpetuar a Maduro en el poder pasa por lograr que el menor número de venezolanos críticos del poder vaya a votar. Básicamente se trata de desalentar el voto pro-democracia para que el voto-maquinaria, que el chavismo domina, se imponga cuando tengan lugar las elecciones.
Amoroso, como sabemos, viene de dirigir la contraloría general de la Nación. En sus años de gestión en ese puesto no se sancionó a ningún corrupto. La contraloría quedó como convidada de piedra incluso cuando la fiscalía y otros órganos se activaron con la reciente pugna de poder, que tenía la lucha anticorrupción como coartada, en los casos de PDVSA-CVG y las cripto-monedas.
Como contralor, Amoroso se distinguió por la emisión de inhabilitaciones políticas de corte administrativas, dado que no hubo decisiones judiciales definitivamente firmes, que serían la razón para quitarle los derechos políticos a un ciudadano, según lo que dictan las leyes en Venezuela.
Que el gran inhabilitador esté al frente ahora del CNE no sólo es un mensaje para la sociedad, para desanimar y que la ciudadanía asuma que ya todo está decidido, sino que también es una suerte de papa caliente para la dirigencia opositora. El tema de la inhabilitación, y las respuestas aún no consensuadas que deberán dar las principales cabezas de la oposición después del 22 de octubre, es desde ya problema mayúsculo.
Que sea Amoroso el nuevo presidente del CNE y de la Junta Nacional Electoral básicamente quiere transmitir y ratificar este mensaje: a quienes ya inhabilité como contralor, no les voy a inscribir como candidatos a la presidencia.
Si las encuestas no varían de forma sustantiva en las próximas semanas, el 22 de octubre será electa de forma muy clara María Corina Machado como ganadora de las primarias. Las preguntas que siguen, entre otras, son ¿se podrá inscribir como candidata? En caso de que no pueda ¿cuál será la estrategia a seguir?.
Por razones estratégicas es lógico que ni María Corina ni ningún candidato con chance de ganar vaya a anunciar desde ahorita que no será candidato, por culpa de las inhabilitaciones.
Si el triunfo de la candidata inhabilitada es tan contundente, como proyectan en este momento los sondeos, eso en sí mismo sería una derrota para Amoroso y la estrategia de desalentar el voto. El mensaje que estará dando la sociedad es que no me importan las inhabilitaciones, le doy el voto a Machado para empoderarla más allá de lo que decida el gobierno. Si eso sucede, sería sin duda, un mensaje muy significativo de rebeldía y de desobediencia civil.
Y luego vendrá el tejido fino que no termina de verse por estos días. ¿Habrá una estrategia unitaria y sólida ante las inhabilitaciones? Este tema es un factor que puede fracturar a una débil unidad opositora, y a eso juega el gobierno. La designación de rectores del CNE, siendo los dos principales de oposición más vinculados a AD y UNT, añade tensión las interacciones no siempre fluidas entre las distintas fuerzas opositoras que en este momento se han alineado con las primarias.
Qué pasará después del 22 de octubre parece ser la gran pregunta. No abandonar la ruta electoral será vital para las fuerzas pro-democracia, en el tiempo por venir, en el cual la cuerda estará tensada sin descanso.
El gobierno buscará que se abandone la ruta electoral, tratando de que haya de nuevo un escenario tipo “calle sin retorno”, para ello el nuevo CNE le será útil en tres vías: a) mostrar que no hay libertad (ya que el gobierno decide quiénes se inscriben ante la CNE); b) incentivar las diferencias y rencillas entre dirigentes y partidos de oposición y, c) asfixiar la opción de María Corina Machado (anulándola como candidata).
Andrés Cañizález es periodista y director de Medianálisis. @infocracia
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