Exactamente 21 días después de que se prendieran las alarmas por la notable contaminación que afecta al Lago de Maracaibo, por fin el Instituto para el Control y la Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (Iclam) se pronunció.
Aunque han sido años de denuncias por parte de activistas, organizaciones, pescadores y sociedad civil en general sobre la contaminación en el lago, la emergencia que se vive hoy no tiene precedentes. Por eso, el comunicado llegó en medio de las noticias que han abarrotado los medios de comunicación regionales, nacionales e internacionales.
En el texto del Iclam, suscrito también por el Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo y el Centro de Investigación del Agua de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Zulia, se destaca que en el lago “se manifiestan condiciones naturales y antrópicas de origen multifactorial”. Entre los principales contaminantes enumeraron la presencia de afloramiento de algas verdes azules (conocido como verdín), descargas de aguas residuales y los efectos del cambio climático, sin incluir los derrames petroleros.
Las respuestas de rechazo hacia el comunicado no tardaron en llegar. “El comunicado que #LUZ ha suscrito junto al gobierno sobre la situación del #LagoDeMaracaibo es un bochorno para la comunidad académica que aun defiende el pensamiento crítico y la honesta intervención de los universitarios en busca de soluciones para los problemas del país”, lamentó en su cuenta de Twitter el profesor universitario Jesús Urbina, miembro del equipo de Transparencia Venezuela.
“¿Cómo se atreven a decir, en nombre de los universitarios, que el verdín y la pudrición del lago se deben a ‘elementos multifactoriales desencadenantes de esta situación cíclica’, sin incluir los derrames petroleros como uno de ellos, la más nociva y chocante de todas las causas?”, se preguntó.
Todo el contexto que originó el comunicado del Iclam comenzó con una denuncia realizada por la fundación Azul Ambientalista el pasado 25 de junio que encendió una ola de pronunciamientos de organizaciones y ambientalistas que se ha mantenido durante semanas y que este próximo martes cumplirá un mes. Para aquel domingo, la organización publicó un video donde se observaba una fuga de petróleo en la Costa Oriental del Lago, específicamente en el área de explotación Urdaneta.
La situación empeoró y con el pasar de los días se reportó la floración excesiva de microalgas que generan una extensa capa verde que popularmente se conoce como “verdín” y que estaría arropando al 70 % del lago. Por este motivo, las aguas lucen de color verde y emanan un insoportable olor que afecta, sobre todo, a quienes habitan en las costas del lago.
Lamentablemente, el comunicado del Iclam no es el único pronunciamiento oficial que ha indignado a académicos, activistas y ciudadanía en general. Por ejemplo, el 13 de julio, a través de una nota de prensa, el ministro de Ecosocialismo, Josué Lorca, aseguró que, pese a la presencia de verdín en el lago, había “un ecosistema saludable”, descartando una emergencia de contaminación “como algunos voceros han divulgado ante la opinión pública”.
A pesar de ello, anunció que ejecutaría un plan de acción de protección integral dividido en cuatro partes: recolección de la cianobacterias en cuatro puntos críticos, fiscalización de las empresas que vierten sus residuos al lago, jornadas de reforestación y recolección de desechos sólidos en las orillas del Lago.
Para sorpresa de muchos, no solo las autoridades que responden al Ejecutivo nacional han manejado discursos y narrativas que han generado críticas: también hay polémicos pronunciamientos de parte de sectores de la oposición, como del gobernador Manuel Rosales, de Un Nuevo Tiempo, quien restó importancia a la situación durante unas declaraciones a la prensa.
Rosales dijo el 12 de julio que no había “que generar alarma por el verdín del Lago de Maracaibo”, pues, según él, algunos estudios habían confirmado que la contaminación solo es un problema si se consume el agua; que no hay problema por el simple contacto con ella.
En contraposición a estas afirmaciones, una semana antes, habitantes del sector Los Palafitos de Santa Rosa de Agua, en Maracaibo, alertaron a Radio Fe y Alegría Noticias sobre un brote de enfermedades que serían provocadas por el ambiente de contaminación en la zona y el contacto directo con el lago, el cual afectaba significativamente a niños y niñas con vómitos, diarreas e infecciones en la piel. Incluso, algunos de estos menores habían recaído en estados de desnutrición debido a estas enfermedades.
Mientras tanto, los pescadores de Los Palafitos detallaron que las embarcaciones y las redes estaban impregnadas de petróleo y que los peces que lograban atrapar podían venir contaminados debido a los derrames petroleros.
A juzgar por las declaraciones y acciones de algunas autoridades de gobierno y oposición, algunos analistas concluyen que la grave contaminación que ocurre en el Lago de Maracaibo no tiene prioridad política en la actualidad. Y, lamentablemente, históricamente tampoco la ha tenido, a pesar de que forma parte de la historia e identidad tanto venezolana como zuliana: allí, entre otras cosas, se libró la Batalla Naval del Lago hace 200 años y apareció la tablita de La Virgen de Chiquinquirá, patrona de todos los zulianos, que hoy reposa en la Basílica de Maracaibo.
Ya en 1976 el cantautor venezolano Alí Primera advirtió de las consecuencias que sufría el lago con su canción Coquivacoa, donde condenó, de manera certera y poética, la contaminación. “Pare primo la canoa / Que me parece que llora / La Chinita allá en la orilla / Que no es una pesadilla / Despierto tú puedes ver / Que somos nosotros / Los que lo están matando, si”, rezaba parte de su tema que se volvió un himno.
¿Por qué no hay voluntad política hacia el Lago de Maracaibo?
Además de lo costoso que podría resultar hacer un trabajo de saneamiento, algunos analistas consideran que el desinterés político hacia este símbolo tan importante para todos los zulianos, radica en el simple hecho de que su contaminación no representa un verdadero costo político para los gobiernos nacionales o regionales. Por eso, prefieren enfocarse en otros problemas a través de los cuales pueden tener mejor posicionamiento o ganar votos en contextos electorales.
María Chiquinquirá Parra, politóloga y coordinadora de la fundación Centro Gumilla en el estado Zulia, considera que este no ha sido un tema atractivo para autoridades y gobernantes cuando se evalúan estructuras y costos, por lo cual cree que se requieren acuerdos dentro de la sociedad civil para hacer mayor presión de la que se ha hecho hasta ahora.
“¿Quiénes están sufriendo realmente esas consecuencias (de la contaminación)? Los pobladores y los que viven en sus orillas, quienes se ven afectados desde el punto de vista de su salud o actividad económica, como puede ser el caso de los pescadores. Aunque son un grupo importante, es un grupo que sería minoritario como beneficiarios directos de una inversión de recursos, tiempo y voluntad”, explicó Parra a Radio Fe y Alegría Noticias. Por ello, sostiene, no han sido priorizados “frente a otros problemas que aquejan a los marabinos” y que “afectan e involucran porcentajes poblacionales mucho mayores que aquellos que realmente están dependiendo del saneamiento del lago”.
Ángel Lombardi, exrector de la Universidad del Zulia (LUZ) y la Universidad Católica Cecilio Acosta (UNICA), cree que el lago ha sido utilizado por políticos en discursos populistas durante décadas, “pero realmente no ha habido un esfuerzo importante y sostenido” por sanearlo.
Lombardi expresó que además de la ausencia de trabajos sostenidos, a lo largo de los años ha observado cómo las pocas políticas públicas con respecto al lago no se mantienen cuando se dan cambios de gobiernos, por lo que se pierde la continuidad de cada esfuerzo.
El también historiador recordó que las instalaciones petroleras ubicadas en el lago son las más antiguas del país, porque fue en la Costa Oriental donde inició la explotación petrolera con el pozo Zumaque I, ubicado en el municipio Baralt del Zulia.
Según él, muchos de estos pozos o estructuras viejas actualmente están abandonadas porque nadie se ocupó de repararlas o mejorarlas, como tampoco se han preocupado por recuperar el petróleo del lago. “Hay expertos que dicen que en las tuberías bajo el lago hay cinco millones de barriles de petróleo que se pueden recuperar y eso está contaminando todo el tiempo”, señaló Lombardi en entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias.
Lombardi resaltó que los derrames petroleros datan desde hace más de 100 años y que en el pasado Pdvsa hacía un trabajo importante con operativos de supervisión, control y prevención, pero “se abandonó la industria petrolera, no solo porque no produce, sino que toda la estructura está destruida”.
¿Qué hace falta para controlar los derrames petroleros?
En los últimos años, activistas y organizaciones ambientales han insistido en la necesidad de cuidar y proteger el Lago de Maracaibo por las bondades que brinda a la región y su gente. Hablar de este lago, antes Coquivacoa, es hablar del único en el mundo que tiene una conexión directa y natural con el mar (el Golfo de Venezuela), además de que allí desembocan las aguas de 135 ríos, entre ellos, el río Catatumbo proveniente de Colombia. Por ello fue y es, sin dudas, una fuente de recursos naturales y económicos de gran importancia.
La fundación Azul Ambientalista informó que a diario se derraman entre 500 y mil barriles de crudo cuyas consecuencias son fatales.
Yohan Flores, director de esta fundación, planteó la necesidad de tener embarcaciones y equipos tecnológicos que permitan sanear al lago, principalmente en la Costa Oriental y los municipios Maracaibo, San Francisco y Mara donde se han reportado derrames petroleros.
El pasado 7 de julio, Pdvsa, a través de una nota de prensa, informó sobre el “plan de saneamiento ambiental” que implementan en la Costa Occidental de Maracaibo, específicamente en la segunda etapa de la Vereda del Lago, donde están “desplegados con todos los recursos técnicos y humanos”.
En las fotografías compartidas se observaban camiones y retroexcavadoras para recolectar los desechos petrolizados. Sin embargo, la nota no ofreció mayores detalles al respecto.
Flores, como activista ambiental, opinó que cuadrillas con pocas personas no son suficientes para limpiar el petróleo que se ha esparcido por todo el Lago de Maracaibo. A su juicio, el esfuerzo debe ser mucho mayor que las acciones que se vienen realizando, pues parecen minúsculas ante la gravedad de los derrames petroleros.
Clima 21, otra de las organizaciones ambientales del país, ha dicho que se necesita el mantenimiento y control de las tuberías que están bajo del lago.
El pito que inició otra era
Durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez, en 1976, se nacionalizó la industria petrolera. Un año después se creó el Ministerio del Ambiente, cuya dirección estuvo a cargo de Pablo Emilio Colmenares. En entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias, quien ahora es presidente de la Asociación Civil para la Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (Aclama), dijo que con la creación de este Ministerio “uno de los puntos que empezamos a atacar fue la industria petrolera”, pues “había más de un millón de derrames petroleros”.
En ese sentido, explicó que a la industria no nacionalizada “le metían unos químicos” y aparentemente se desaparecía el petróleo, pero en realidad “se quedaba abajo”, por lo cual “se pensaba que no había derrames, pero sí los había y fue una de las cosas que prohibimos”.
Colmenares destacó que para la época se adquirieron barcos para recoger el petróleo y había un helicóptero que cada mañana sobrevolaba el Lago de Maracaibo para monitorear si se registraban derrames petroleros. En caso de que los hubiese, se reportaban en la tarde de ese mismo día.
Con este historial vinculado al Lago de Maracaibo, no duda en afirmar que fue durante los últimos 20 años que inició la decadencia de la industria petrolera y las consecuencias en el lago.
“Había un control. Todo este desastre empezó en esta administración actual: desde Chávez, surante los últimos 20 años, cuando el famoso pito”, expresó.
El famoso “pito” al que hizo referencia Colmenares fue el que utilizó el expresidente Hugo Chávez en el marco del paro petrolero del año 2002 en su programa Aló Presidente para anunciar el despido de altos directivos de Pdvsa y advirtió con hacer lo mismo al resto de los trabajadores.
Chávez argumentaba que los directivos se negaban a dar mayores informes sobre lo que ocurría dentro de la organización y que no se aceptaban instrucciones para cambiar las políticas de funcionamiento de la empresa.
Uno de los motivos de aquella huelga fue la designación de una nueva directiva dirigida por el economista de izquierda Gastón Parra Luzardo, en reemplazo del general Guaicaipuro Lameda.
“La huelga petrolera fue fundamentalmente por colocar en puestos ejecutivos gente que no estaba capacitada”, argumentó Colmenares, quien también fundó y dirigió el Iclam.
Para él, las decisiones ambientales deben tomarse por los intereses de las bases y no desde el centralismo, por lo cual, un país que no entienda eso, no progresará.
Colmenares también lamentó que en el año 2000 el Iclam se politizó cuando a su presidente y vicepresidente los nombró el gobierno nacional en lugar de la comunidad.
¿Es un problema el modelo económico extractivista?
Esta pregunta podría abrir un debate interminable.
Sin embargo, tanto Ángel Lombardi como Pablo Emilio Colmenares coinciden en que no es un problema del modelo económico, ya que las soluciones pasarían por retomar el control ambiental que anteriormente existía con la implementación de tecnología de última generación.
“La industria petrolera no es dañina, siempre y cuando no contamine utilizando las últimas tecnologías; una industria petrolera que la renta que produce no la roben”, expresó Lombardi, quien cree en un modelo que produzca, venda, exporte y cree un intercambio comercial.
Por su parte, Colmenares recordó que aún se cuenta con la mayor reserva de petróleo del mundo y que dicha energía fósil se puede utilizar durante los próximos 50 años si es posible. “Yo lo que haría es más control ambiental de todas esas operaciones (…) Siempre y cuando se cumplan las reglas ambientales, que la propia administración pública nacional la está violando”, enfatizó.
Insistió en que se requieren tres aspectos importantes: el mantenimiento, el pluralismo y la descentralización.
Cabe resaltar que si bien es cierto que Venezuela tiene las mayores reservas de crudo del mundo, la industria petrolera ha sido afectada por múltiples razones, como las sanciones internacionales, la falta de personal y los casos de corrupción que han desencadenado que su infraestructura se encuentre deteriorada y la detención de varios funcionarios durante este año. Una publicación de la organización Transparencia Venezuela señala que hasta el 2021, al menos 42 mil 742 millones de dólares de Pdvsa están involucrados en hechos de corrupción, de los cuales la mayoría permanecen impunes.
De Pérez Jiménez a la actualidad
La actividad petrolera en el Lago de Maracaibo, cuyas aguas eran dulces, trajo consigo la salinización del agua al profundizarse el canal de navegación para que los grandes barcos pudieran ingresar. Entre 1952 y 1953, durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, se profundizó: inicialmente eran 30 pies, pero luego alcanzó los 52 pies del canal de navegación.
Esta acción tenía la finalidad de que entraran los grandes barcos provenientes de Estados Unidos a sacar petróleo.
Fue entonces cuando, según un boletín del Centro de Investigaciones Biológicas de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Zulia, se empezó a salinizar el lago por el ensanchamiento y profundización del canal de navegación de la barra de Maracaibo.
“Lamentablemente desde esa época se ha venido produciendo una salinización alarmante que continúa incrementándose en la zona norte, hasta promedios que se acercan a 6.000 mg/l de salinidad total”, se lee en un boletín publicado en el año 2014.
“(…) tales resultados demuestran que las aguas del Lago de Maracaibo, en las condiciones actuales, no son aptas para el consumo humano, ni para abastecer industrias, ni para fines agropecuarios… Por haber sobrepasado las tolerancias máximas permisibles para tales fines, acercándose al límite máximo para el desarrollo de fauna y flora típica lacustre”, se agrega.
Sobre ello, el ingeniero Colmenares contó que en el pasado se limpiaba y mantenía el canal de navegación. Sin embargo, “desde el año 2016 se dejó de mantener”, pues la draga que permitía recoger el sedimento acumulado “se la llevaron para el Orinoco”,
Por esto último, se desconoce si los niveles de salinidad aumentaron o disminuyeron, pero Colmenares dijo que la percepción que se tiene “es que bajó”, lo que “desde el punto de vista ambiental es maravilloso”.
En la actualidad es complicado que los cargueros vuelvan a entrar por el canal de navegación. Es necesario volver a dragar y mantener la profundidad que los grandes barcos necesitan, lo que evidentemente continuará afectando al Lago de Maracaibo, agregó Colmenares.
En esa misma línea, propone que se tengan en cuenta otras formas de sacar petróleo, como a través de barcazas o la construcción de oleoductos que pueden conducir gas o petróleo. Recordó que desde 1990 se venía manejando la posibilidad de establecer un puerto en el Golfo de Venezuela y construcciones similares a Falcón donde existen dos oleoductos.
En su momento, “Chávez autorizó los recursos, pero no se ejecutó”, dijo Colmenares, quien enseguida se preguntó: “¿qué obra ha hecho esta administración?”, para luego responderse a sí mismo: “ni una sola hay”.
Ángel Lombardi considera que si el lago se sigue contaminando de sal, “perdemos la posibilidad de tener consumo de agua potable” mientras podrían morir “muchas especies que son de agua dulce”.
Recordó que existen tecnologías que permiten convertir el agua salada del mar en agua potable, “pero es costoso”.
“Tiene que entenderse que el lago debe atenderse de verdad: desalinizarlo, plantearse la recuperación ambiental y controlar los derrames petroleros”, sentenció.
En el recuerdo de Angelita
Angelita Pirela, una reconocida activista ciudadana, relató a Radio Fe y Alegría Noticias que en su juventud disfrutaba bañarse en el Lago de Maracaibo. Cuando tenía 17 años lo conoció por primera vez y sus aguas aún eran cristalinas.
Desde entonces sintió una conexión especial con este símbolo zuliano, al punto de que acudía a un centro comercial que tiene vista al lago para sentarse a escribir sus ideas y sentimientos en una hoja de papel. Lo hacía sentada frente al mar.
“Cuando tenía que llevar a mis hijos a la universidad venía aquí a las 7:00 de la mañana a conectarme con mi lago. Y me encantaba escribir cosas como esta: ‘aquí estoy, frente a mi lago. No hay una vista más gratificante y placentera para mí. Es una paz inmensa la que me produce; a él le cuento todo lo que pasa: mis pensamiento, mis temores, mi alegrías y mis tristezas. El lago me reconforta con su brisa en mi cara’”, dijo Pirela mientras leía un texto que hizo en el 2017.
Pirela contó que hace unos años tuvo la oportunidad de librar una apasionada lucha por rescatar al Lago de Maracaibo, que incluyó un intento suyo por gestionar un financiamiento con el Banco Interamericano de Venezuela para que otorgaran al Iclam unos recursos para poder construir una planta de tratamiento en la zona noroeste de Maracaibo. “Me duele muchísimo que se haya perdido ese proyecto. No se hizo en realidad y así las ocho parroquias del oeste de Maracaibo vierten sus aguas residuales al Lago de Maracaibo”, expresó.
Amenazado por los derrames petroleros y también por las aguas residuales, el Lago de Maracaibo con sus aguas cristalinas solo queda en el recuerdo de Pirela y en el dolor de la población zuliana.
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