Con diferentes actividades religiosas y bandas musicales por parte de estudiantes de instituciones educativas católicas, la Arquidiócesis de Mérida celebró este viernes 8 de diciembre la solemnidad de la Virgen de la Inmaculada Concepción, patrona del pueblo merideño.
El acto central se hizo en la Catedral Basílica Menor Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, donde se realizó la solemnidad con eucaristía en acción de gracias. El día fue propicio para la ordenación de cuatro nuevos sacerdotes por parte de Monseñor Helizandro Terán, quien presidió el ritual.
Monseñor Helizandro destacó la importancia de esta celebración, en la cual los feligreses de varios puntos de la ciudad se congregan llenos de gozo, pues esta fiesta religiosa está arraigada en el corazón y en la cultura de los merideños que están en diversas zonas como Mucuruba, municipio Rangel, donde la comunidad se congrega para el encendido de velas en honor a la Virgen, mientras que en la Azulita, municipio Andrés Bello, está el santuario Arquidiocesano dedicado a la Inmaculada Concepción.
Asimismo, habló de la importancia de la ordenación de los cuatro nuevos sacerdotes que culminaron con su periodo de formación, finalizando su experiencia como diáconos y ahora se sumarán al trabajo pastoral en el territorio Arquidiocesano de Mérida.
En la Homilía del día, Monseñor Terán hizo énfasis en la relación que debe existir entre presbítero y el Espíritu Santo, tomado de la encíclica Pastores Dabo Vovis, de San Juan Pablo Segundo, en su número treinta y tres que dice: “El Espíritu del Señor, es el gran protagonista de la vida espiritual del sacerdote; crea en el sacerdote el corazón nuevo, lo anima y lo guía con la nueva de la caridad pastoral, para el desarrollo de la vida espiritual. Es decisiva la certeza que no falta nunca al sacerdote la gracia del Espíritu Santo con don totalmente gratuito y como mandato de responsabilidad. Solo hay un sacerdote auténtico y santo cuando es movido por el Espíritu Santo”.
Para finalizar, Monseñor hizo el llamado al pueblo merideño y venezolano a seguir trabajando por la iglesia, para no abandonar el crecimiento y la madurez en la fe.
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