Una Palabra Oportuna No. 1936

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Espiritualidad. Lunes 01 de agosto de 2022.

Por Antonio Pérez Esclarín.

Celebrar la alegría de Jesús

Los cristianos tenemos que recuperar, sobre todo en estos tiempos de tanta tristeza, de tanta frivolidad y tanta apariencia de alegría, al Jesús alegre en el compromiso radical a su misión, que vivía, disfrutaba y celebraba la vida. Jesús contagiaba alegría y animaba la creatividad. Su primer milagro fue convertir el agua en vino en las bodas de Caná y con frecuencia comparó al reino a un banquete de bodas.

Los fariseos y personas religiosas escandalizaron de Él porque comía y bebía con los pecadores y los publicanos. Incluso llegaron a acusarlo de glotón y de borracho. Si iba a fiestas y bodas es de suponer que bebería, cantaría, bailaría, disfrutaría de la buena mesa, los buenos vinos, los buenos amigos.

Si realmente creemos que fue plenamente hombre, modelo de plenitud humana, debemos atribuirle también aquellas cualidades propias de una existencia plena, entre ellas la celebración, la alegría, la fiesta.

Seguir a Jesús es darle un sí radical a la fe alegre que renueva la vida, no a la religión triste que lo estropea todo. Sí a la creatividad, no a la rutina ni al miedo, sí a la novedad del Evangelio como camino a la auténtica felicidad. En definitiva Jesús celebró la vida pero no se esclavizó a la buena vida.

Con tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.