Francisco clama por la paz “amenazada, debilitada y en parte perdida”

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Foto: Vatican Media.

Al concluir el tiempo litúrgico de Navidad, el papa Francisco ha recibido al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede con el que ha compartido unas reflexiones en torno a la paz, palabra que “resuena de modo particular en las dos principales fiestas cristianas”, de boca de los ángeles ante el Nacimiento de Dios y “en la voz de Jesús resucitado”. 

“La paz —ha señalado el Pontífice— es en primer lugar un don de Dios (…), pero al mismo tiempo es nuestra responsabilidad”. A juicio del papa, se trata de “una palabra tan frágil y a la vez tan comprometedora y densa de significado” que, a su entender, “está cada vez más amenazada, debilitada y en parte perdida”. 

El santo padre, que ha reiterado como en otras ocasiones a lo largo de su pontificado que el mundo está viviendo una “tercera guerra mundial a pedazos”, se ha detenido en primer lugar para denunciar la situación en Israel y Palestina, para condenar “el ataque terrorista contra la población de Israel” del grupo terrorista Hamas el pasado 7 de octubre y denunciar “la fuerte respuesta militar israelí” que ha tenido como consecuencia”la muerte de decenas de miles de palestinos” y ha provocado “una situación humanitaria gravísima con sufrimientos inimaginables”. 

El papa Francisco ha expresado su apuesta por el reconocimiento de dos estados en el territorio y “el reconocimiento de un estatuto internacional internacionalmente garantizado para la ciudad de Jerusalén”. 

Guerra de Rusia contra Ucrania

“La guerra a gran escala de la Federación Rusa contra Ucrania” ha centrado un segundo bloque de denuncia en el discurso del Pontífice, quien ha subrayado que “no se puede dejar que se prolongue un conflicto que se va gangrenando cada vez más”.

El papa ha añadido que “es necesario que se ponga fin a la tragedia en curso a través de las negociaciones, respetando el derecho internacional”.

Respecto del continente africano, el Pontífice se ha referido a las “múltiples crisis humanitarias” en el área subsahariana, los “efectos devastadores del cambio climático”, los golpes de estado militares sucedidos en varios países y los “procesos electorales caracterizados por la corrupción, la intimidación y la violencia”. En especial, el papa ha llamado la atención sobre la situación en Etiopía y Sudán.

Venezuela y Nicaragua

En su discurso, también ha denunciado “las fuertes tensiones” entre países americanos, y citó de modo específico el conflicto entre Venezuela y Guayana, así como los “fenómenos de polarización que socavan la armonía social” en Perú. 

En referencia a Nicaragua, el papa no ha hecho referencia explícita a la situación de los obispos encarcelados, si bien ha señalado: “Sigue siendo preocupante también la situación de Nicaragua; es una crisis que se prolonga desde hace tiempo con dolorosas consecuencias para toda la sociedad nicaragüense, en particular para la Iglesia católica. La Santa Sede no cesa de invitar a un diálogo diplomático respetuoso del bien de los católicos y de toda la población”.

Además, el papa ha subrayado que las víctimas civiles no son “daños colaterales”, sino “hombres y mujeres con nombres y apellidos que pierden la vida. Son niños que quedan huérfanos y privados de un futuro. Son personas que sufren el hambre, la sed y el frío o que quedan mutiladas a causa de la potencia de las armas modernas”. Si fuésemos capaces de entender esta realidad, expresó el papa, “miraríamos la guerra por lo que es: tan sólo una inmensa tragedia y “una inútil masacre”, que golpea la dignidad de cada persona sobre esta tierra”.

Otras amenazas a la paz

A continuación, el papa señaló algunas amenazas a la paz, entre las que se encuentran la disponibilidad de armas, en especial las nucleares, el hambre “que golpea todavía hoy zonas enteras de la tierra” y “la explotación de los recursos naturales, que enriquece a unos pocos, dejando en la miseria y en la pobreza a poblaciones enteras”.

Asímismo, señaló las catástrofes naturales y ambientales. En este sentido, defendió que “la crisis climática exige una respuesta cada vez más urgente y requiere la plena implicación de todos”. “El cuidado de la creación y la paz son los problemas más acuciantes y están interrelacionados”, añadió.

El Santo Padre no quiso dejar de lado las crisis migratorias y se refirió en especial a las rutas que cruzan el desierto del Sáhara, la selva del Darién entre Colombia y Panamá o la frontera mexicano-estadounidense. Especial énfasis otorgó a la situación en el Mar Mediterráneo que “se ha convertido en un gran cementerio en la última década”.

El papa también afirmó que el camino hacia la paz exige el respeto de la vida humana y a los derechos humanos “libres de colonizaciones ideológicas”; recurrir al diálogo político, social e interreligioso y ´considerar el papel de la educación, en especial respecto del uso ético de las nuevas tecnologías.

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