Jerry Rivera y Elvis Crespo prendieron la rumba en el CCCT

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Foto: Lenys Martínez

La terraza del Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT) se llenó de salsa y merengue la noche de este viernes 17 de noviembre con la música de “El rey del merengue”, Elvis Crespo, quien tenía al menos siete años sin visitar Venezuela; y con “El bebé de la salsa”, Jerry Rivera.

El concierto comenzó con los artistas nacionales Los Sobraos, Omar Enrique y Omar Acedo, además contó con un extenso juego de pirotecnia, amplias pantallas laterales y una central.

Crespo salió a escena a las 11:30 de la noche con el cabello recogido, un jeans  y una chaqueta negra y enseguida prendió la fiesta al ritmo de Nuestra canción, Píntame, Bandida y Tu sonrisa. ´

Luego de su cuarta canción, el boricua expresó que esa noche era especial porque estaba compartiendo escenarios con grandes compañeros y que el público sería el gran triunfador de la noche con el que además interactuó en varias ocasiones.

Foto: Lenys Martínez

La sorpresa de la noche

Posteriormente, Crespo dijo que tenía la oportunidad de presentar a una artista dominicana a quien le pidió el favor para que lo acompañara esa noche y así le dio la bienvenida a Miriam Cruz, quien recibió vítores y cantaron un tema juntos, pero no fue sino hasta cuando interpretó La loba cuando la mayoría del público se dio cuenta de que se trataba de la exvocalista de la agrupación Las chicas del can.

El público le pidió incesantemente que cantara Juana, la cubana, y luego de cierta complicidad con la banda, regaló algunos extractos del exitoso tema.

“Yo quiero darle las gracias a Elvis por la invitación que me hace compartir el escenario. Gracias a Dios por permitirme respirar su mismo aire, muchos años sin pisar este suelo, pero el tiempo de Dios es perfecto, tan perfecto como esta noche. Soy Miriam Cruz, su eterna chica del can”, expresó la cantante.

Foto: Lenys Martínez

Luego Crespo regresó a la tarima y en tono jocoso le dijo: “¡Miriaaaaaam, me robaste el escenario!” y enseguida siguió la rumba al ritmo de Luna llena y con la canción Ven decidió bajarse del escenario y cantarla con el público en la primera zona (el área del box), que encantó a muchos porque Elvis posó para las fotos mientras interpretaba el tema.

Después les tocó el turno a Besos de coral y Azukita. Si bien el merenguero puso a bailar a todos los asistentes, la locura llegó al punto máximo cuando sonaron los acordes de Suavemente, tema con el que cerró su presentación con una lluvia de confeti a las 12:35 de la medianoche.

“El bebé de la salsa” arrancó suspiros

La mesa estaba servida. Faltaba el segundo puertorriqueño de la noche y el no menos consentido por el público venezolano: Jerry Rivera.

Cuando el reloj marcó la 1:20 am anunciaron a Rivera. Sin embargo, algo ocurrió con la orquesta que no pudo arrancar al momento, pues su director musical y demás integrantes estaban acoplando algunos instrumentos. Diez minutos después “El bebé de la salsa” vestido con jeans negro, camisa negra manga corta y un chaleco color naranja empezó su presentación con No hieras mi vida, tema con el que arrancó suspiros.

Foto: Lenys Martínez

Algunas fallas en el sonido no permitieron que el público de algunas zonas escuchara con nitidez, al menos, las primeras canciones de Rivera. Desperfecto que mejoró en el camino y, el público al unísono, lo acompañó en los siguientes temas.

No faltó el guiño y la coquetería hacia sus fanáticas y algunos cambios en la letra de la canción Cara de niño, haciendo alusión de que ya es un señor mayor y que no tiene la cara de niño.

Rivera comentó que el año pasado en el concierto que ofreció el 2 de diciembre en el mismo lugar, su salud no estaba óptima porque tenía asma. Luego de ello, cantó una seguidilla de temas que forman parte de su exitoso repertorio de canciones: Vuelta muy alto, Dime, Esa niña, Nada sin ti, Día y noche pienso en ella, A ti mi nena, Lloraré, Desnúdate mujer, Mi libertad, Solo tú (en balada y salsa), Cuenta conmigo, Casi un hechizo, Me estoy enamorando y Qué hay de malo.

Aunque faltaba el himno. El de las trompetas. Además, el tiempo daba señales que se acercaba el final. Y sí, a las 2:30 de la madrugada le tocó el turno a Amores como el nuestro en medio de la pirotecnia y la nostalgia que acompaña esa canción, uno de los temas más exitosos de su segundo álbum Cuenta Conmigo (1992).

Posteriormente interpretó La Oportunidad, tema compuesto por su madre y que marcó el final de la velada en medio de otra lluvia de confeti.

Pero si somos sabios y usamos la cabeza a esos pensamientos los echamos por tierra, porque es el tiempo la mejor medicina, antes estaba abajo y ahora estoy arriba”, cantaba el eterno “Bebé de la salsa”.

“Que Dios me los bendiga un millón de veces en salud, prosperidad, cariño y paz a sus seres queridos  de sangre y no sangre. Los quiero. ¡Un aplauso para ustedes, mi gente! A las damas, un beso; a los hombres, la mano. Un abrazo. I love you so much, baby”, con estas palabras se despidió el cantante cerca de las tres de mañana de este sábado 18 de noviembre.

Foto: Lenys Martínez

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