Un espacio para caminar con Jesús
Interioridad
Viernes 05 de enero de 2024
Por: Antonio Pérez Esclarín
No eran ni reyes ni magos
Mañana 6 de enero celebramos la fiesta de la Epifanía o Revelación de Dios a todo el mundo. Fiesta que popularmente conocemos como día de los Reyes Magos, en realidad no eran ni reyes ni magos, eran unos sabios estudiosos de las estrellas y buscadores de la verdad. Vieron en el cielo una estrella especial, que les anunciaba el nacimiento de un salvador y se pusieron en camino para adorarlo. Su llegada a Jerusalén y su anuncio de que había nacido el rey de los judíos y venían adorarlo, aterró a Herodes por pensar que ese niño sería una amenaza a su poder opresivo e injusto y planificó su muerte.
Los sacerdotes y escribas sabían que nacería en Belén, pero no se movieron a buscarlo ni adorarlo. Los sabios, siguiendo la estrella, siguieron en su busca, llegaron a Belén, encontraron al niño lo adoraron y le ofrecieron sus regalos. Ante este relato debemos preguntarnos: ¿A quién adoramos nosotros? ¿Es al Dios tierno y amoroso que se oculta en un niño necesitado y frágil? La adoración es también admiración, es amor y entrega, por ello, la adoración debe traducirse en compromiso. Quien adora a Dios, lucha contra todo lo que destruye a los hijos de Dios, adoración y servicio solidario son las dos caras de una misma moneda. El día de Reyes es un día para quedarnos un rato frente al pesebre en un silencio agradecido y amoroso y regalarle al niño el corazón.
Con Tu presencia Señor, saldremos fortalecidos.