Mónica Maldonado, abogada y chocolatera merideña, es el claro ejemplo de que en un entorno sumamente cambiante la capacidad de reinventarse es una habilidad esencial para alcanzar el éxito. Ella consiguió, en su pasatiempo, una forma de generar mayores ingresos y emprender con “De la Mona Chocolatería”.
Con su talento y creatividad, Maldonado crea deliciosos bombones artesanales con “sabor a Mérida”, que conquistan desde hace 11 años los paladares de todos aquellos que los prueban.
En entrevista con el programa Háblame Bajito de Radio Fe y Alegría Noticias, aseguró que aunque empezó el manejo del chocolate de forma empírica, poco a poco se dedicó a leer, estudiar e incluso tuvo la oportunidad de formarse con un curso de la Cámara de Comercio.
“Me di cuenta de que cada chocolate reaccionaba distinto, uno tenía más sabor, otros más brillo, otro era más denso y empecé a formarme empíricamente hasta que pude hacer un curso. Un maestro me enseñó a fundir el chocolate, tener sus temperaturas, procesarlo desde la almendra del cacao (…) El mundo del chocolate me atrapó, es mágico y apasionante”, expresó.
Hacer lo que te apasiona
Para Mónica, la clave está en tener un equilibrio entre lo que nos gusta hacer y que además pueda generar un ingreso extra.
Comentó que, al principio hacía dulce de mazapán, y fue su hermano quien le dio la idea de bañarlos con chocolate. Posteriormente, hizo bombones y le dio a un amigo que le parecieron riquísimos y desde allí comenzó a darle a sus familiares y amigos a probar, hasta que un amigo le encargó 27 bombones.
En la actualidad, “De la Mona Chocolatería” ofrece bombones con frutas merideñas y para los más atrevidos, combinaciones como chocolate con orégano, cardamomo, pimienta y curry.
Maldonado destacó que es la única encargada tanto del procesamiento como de la construcción de los bombones que realiza desde su propia casa de jueves a domingo, ya que de lunes a miércoles trabaja como abogada. Sin embargo, espera que en el futuro pueda contar con un espacio exclusivo para su negocio.
“Lo voy combinando porque aprendí que ni el chocolate deja de ser serio, ni el derecho deja de ser dulce”, dijo entre risas.
Finalmente, Mónica aseveró que en el futuro se ve laborando en Mérida, ofreciendo sus servicios al país y lo mejor de sus productos. “Siempre estoy buscando la manera de que sea un producto grato, que la persona cuando lo pruebe sonría, eso es lo que me anima”.
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