En el mundo del trastorno bipolar, el estigma puede ser tan pesado como la propia carga emocional que conlleva la condición.

Adriana Gutiérrez tiene 28 años, es licenciada en comunicación social y en el marco del Día del Trastorno Bipolar, que se conmemora todos los 30 de marzo, habló de su historia de lucha y superación, frente a una sociedad que a menudo malinterpreta y juzga a las personas que tienen algún padecimiento de salud mental.

El diagnóstico de Adriana llegó en un momento crucial: el 2020, durante el confinamiento por la pandemia. Sin embargo, su batalla con la salud mental se remonta aún más atrás.

“Desde el 2018, 2019, me sentía bastante mal emocionalmente”, compartió Adriana en entrevista para Radio Fe y Alegría Noticias. “Pero jamás me imaginé que iba a tocar fondo o que iba a hacer algo fuerte del trastorno bipolar”.

A través de psicofármacos y terapia, Adriana encontró apoyo y orientación en el Grupo Bipolares de Venezuela.

Su camino no ha sido fácil

Su lucha tomó un tiempo considerable, especialmente para llegar a tomar la decisión de buscar ayuda y contar su historia porque sabía muy bien el prejuicio social que hay sobre los temas de salud mental y discapacidad psicosocial. Y que sigue habiendo, razón por la cual tantas personas guardan en secreto su diagnóstico.

“Sé que hay mucho estigma y es un tema importante para abordar y decir que nadie está solo. Sé que hay muchas personas que no dicen su diagnóstico y sienten que los ven como algo raro, extraño, y no tienen a dónde acudir”, enfatizó Adriana.

Adriana enfrenta constantemente comentarios desagradables y desinformados sobre su diagnóstico. Ha recibido comentarios de personas que afirman que el trastorno bipolar no es nada, que la medicación va en contra de la voluntad divina y que solo Dios puede curarla. Los estigmas son omnipresentes en su vida diaria y pueden venir de cualquier persona.

“Me he conseguido esos comentarios dentro de mi familia, mi círculo social cercano y muchas personas dicen que debo controlar eso, por mi condición se suelen alejar de mí”, admite.

Inclusive por el estigma ha tenido que disfrazar los episodios de su trastorno en un ataque de ansiedad.

Pero Adriana está decidida a desafiar estos estigmas. “Debemos entender que no estás solo o sola”, dijo con determinación. “Hay personas que pueden ayudarte y orientarte para que puedas llevar una vida normal”.

La ayuda que recibe Adriana está disponible para todos

Su experiencia viviendo con el trastorno bipolar es “una montaña rusa” emocional, pero con el apoyo adecuado, ha encontrado estabilidad y esperanza.

Junto con otros pacientes y familiares, Adriana participa en reuniones mensuales a través del Grupo Bipolares de Venezuela, donde comparten experiencias, brindan apoyo mutuo y abogan por una mayor conciencia sobre el trastorno bipolar.

En un mundo lleno de estigmas, Adriana Gutiérrez se niega a ser definida por su diagnóstico. Su valentía y determinación son un recordatorio de que, con el apoyo adecuado, se puede encontrar esperanza incluso en los momentos más complejos.

Para aquellos que buscan apoyo y orientación, el Grupo Bipolares de Venezuela ofrece una comunidad de comprensión y solidaridad. Se puede encontrar más información en su Instagram: @GrupoBipolarVen.

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