El Servicio Jesuita para Refugiados Colombia (JRS) provocó un debate sobre la hospitalidad en entornos educativos. La escuela es el lugar privilegiado para promover acciones de acogida entre población migrante y comunidades receptoras.
El conversatorio Hospitalidad en Entornos Educativos estuvo enmarcado en la conocida “Caravana por la Hospitalidad”, que ya tiene varios años recorriendo pueblos y ciudades de América Latina llevando mensajes contra la xenofobia y promoviendo prácticas de solidaridad entre la ciudadanía.
El sacerdote Jesuita, Juan Casas, director nacional del JRS fue el moderador de los diálogos en lo que participó el Alto Consejero para Asuntos Migratorios de la Alcaldía de Bogotá, Iván Gaitán; también estuvo el doctor en Filosofía, Hans Florián, y el comunicador Héctor Escandell, de la Federación Internacional de Fe y Alegría.
La hospitalidad en las escuelas
De acuerdo a los panelistas, en los centros educativo se puede practicar la hospitalidad en acciones cotidianas. Es posible y necesario que docentes y comunidad educativa propicien espacios y acciones para el encuentro y la fraternidad entre los estudiantes que llegan nuevos a un centro educativo y que forman parte de familias en situación de movilidad.
Desde la experiencia de Fe y Alegría -que podría considerarse como una acción de acogida y hospitalidad, según el padre Juan Casas-, es importante ser flexibles, creativos, compasivos y privilegiar los aprendizajes contextualizados para responder de manera adecuada a las demandas del contexto migrante.
El doctor Hans Florián destacó la necesidad de superar el “yoismo” para poder pensar en el bienestar colectivo y en el servicio a las personas en situación de vulnerabilidad.
Retos para practicar la hospitalidad en centros educativos
El representante de la Alcaldía Mayor de Bogotá, Iván Gaitán, detalló las políticas públicas que constituyen posibilidades y garantías de derecho para los y las migrantes. Destacó el acceso a los centros educativos distritales sin necesidad de presentar documentación, en especial para las niñas, niños y adolescentes venezolanos que se integran a las comunidades educativas de la capital colombiana.
Además del acceso, es importante adecuar los programas educativas para promover el ejercicio de la ciudadanía y la integración. También, implementar metodologías, como la de la educación Popular, que reconoce a los sujetos y su experiencia. La hospitalidad en la educación necesita sentido de lo común y, desde la perspectiva ignaciana, una acción constante de servicio y compasión.
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